Estás a tiempo de haber sido feliz en tu pasado

Vivimos rodeados de cuentos y somos, sin saberlo, cuentos con patas. Las personas no somos la historia que contamos de nosotros mismos ni la realidad es la narrativa que más a mano tenemos en la cabeza. Las personas somos mucho más que nuestra historia y la realidad es una interpretación diferente para cada ser humano.

Lo que hay detrás de esta paradoja es la distinción entre «hechos» e «interpretaciones»  y la diferencia entre nuestras experiencias objetivas y las narrativas subjetivas que construimos alrededor de ellas.

Una distinción crucial para entender cómo podemos cambiar nuestra percepción de la vida y, consecuentemente, nuestra experiencia de la vida misma.

No somos nuestro pasado, no somos lo que nos ha sucedido, a esos hechos les sobre ponemos una capa de interpretación y de juicios que es cambiable.

El coaching ontológico, en particular, trabaja sobre la base de que el lenguaje no solo describe la realidad, sino que la crea. Es decir, a través de nuestras palabras y narrativas,  expresamos lo que sucede en nuestras vidas y damos forma a nuestra comprensión y experiencia de estos eventos.

La frase «el mapa no es el territorio» lo deja bien claro: así como un mapa es una representación simbólica y limitada de un territorio, nuestras narrativas personales son representaciones simplificadas y subjetivas de nuestra realidad.

Cómo el coaching separa y crea espacio

El coaching ontológico crea un "espacio" entre los eventos de nuestras vidas (lo que nos sucede) y nuestras interpretaciones o narrativas sobre estos eventos de varias maneras:

1.  Conciencia de las interpretaciones: Ayuda a las personas a distinguir entre los hechos objetivos y las interpretaciones subjetivas. Esto implica reconocer que nuestras narrativas personales están filtradas a través de nuestras creencias, juicios, y experiencias pasadas, y que estas interpretaciones no son la única ni la "correcta" manera de ver las cosas.

2. Flexibilidad narrativa: Fomenta una mayor flexibilidad en cómo nos contamos nuestras historias, permitiéndonos reenmarcar nuestras experiencias de maneras que sean más empoderadoras o positivas. Al hacerlo, podemos cambiar nuestra relación con nuestro pasado y nuestro presente.

3. Desapego de identidades fijas: Desafía la idea de que somos nuestros pasados o las cosas que nos han sucedido. Al separar nuestra identidad de nuestras experiencias, nos permite redefinir quiénes somos y quiénes queremos ser.

4. Responsabilidad personal: Promueve la idea de que, aunque no siempre tenemos control sobre lo que nos sucede, tenemos la capacidad de elegir cómo interpretamos y respondemos a esos eventos. Esto empodera a las personas a tomar mayor responsabilidad por su bienestar y felicidad.

Reinterpretando el pasado

La idea de que «siempre estamos a tiempo de haber sido felices en el pasado» resalta el poder de la reinterpretación positiva. Significa que, al cambiar nuestra narrativa sobre los eventos pasados, podemos alterar cómo nos sentimos respecto a ellos en el presente. Esto no implica negar el dolor o las dificultades que hemos enfrentado, sino reconocer que nuestra relación con estos eventos es dinámica y puede cambiar.

Al aplicar estos principios, el coaching ontológico no solo nos ayuda a comprender mejor quiénes somos y por qué actuamos de la manera en que lo hacemos, sino que también nos ofrece herramientas para transformar activamente nuestra experiencia de vida. Ya que desde el conocimiento podemos elegir.

Se trata de darnos cuenta de que aunque no podemos cambiar los hechos del pasado, sí tenemos el poder de cambiar el significado que esos hechos tienen para nosotros, abriendo así la posibilidad de una vida más plena y satisfactoria.

¿Eso tan difícil que sucedió es lo que te ha permitido estar hoy aquí sabiendo lo que ya sabes? Generar ese espacio, desidentificarnos, saberos más grandes no es siempre un proceso sencillo y no se suele hacer de manera aislada, sin ayuda: los coaches ontológicos son expertos en estas distinciones, separaciones y transiciones. ¿Qué historia quieres dejar atrás?

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