Diría que mi pasión es el Ser Humano, con mayúsculas.
Cuando estoy haciendo coaching, tengo la sensación de “estar en mi sitio”, en mi elemento. Es bastante difícil de explicar, pero ¡es así! Me parece la cosa más natural del mundo.
Cuando dejé de ser abogada, hice un proceso de tres meses con una consultora para validar que no me estaba equivocando al cambiar de profesión. Es un proceso muy conocido en Francia que permite evaluar habilidades, competencias profesionales y también aspiraciones, deseos, etc. Al final del proceso la consultora me dijo “¡Sofía, tienes que ser coach!” No conocía esta palabra y no sabía nada del coaching, pero me quedé con esta idea en mente durante años hasta finalmente decidir de dar el paso y por fin, ¡aceptar dedicarme a algo que me hace feliz!
Una bola de energía que procura canalizarse, un rayo de luz que elige ver lo mejor del Ser Humano y del Mundo.