Raquel López Alcántara | EEC Alumni Protagonista | Junio 2025

Después de más de 20 años en Recursos Humanos, Raquel decidió escucharse de verdad. Lo que comenzó como una conversación valiente en su antigua empresa se convirtió en el punto de partida de una transformación vital.

Hoy, acompaña procesos individuales y de equipos como coach profesional, guiada por la escucha, la autenticidad y una profunda conexión con el presente. Desde la montaña y cerca del mar, Raquel construye cada día un camino más alineado con su propósito. Y lo comparte con generosidad.

Raquel, ¿cómo llegaste al coaching?
Siempre me había gustado escuchar a las personas. En Recursos Humanos, una de las cosas que más disfrutaba era acompañar a los trabajadores desde la escucha, aunque no tenía formación formal.

Un día en una startup donde trabajaba, me atreví a dar un feedback delicado a una directora financiera que generaba mal ambiente. Fue una conversación muy emotiva, lloramos, me agradeció mucho y me pidió seguir hablando.
Ahí pensé: “Si soy capaz de hacer esto sin formación, imagina lo que podría hacer si me formo”. Busqué escuelas, encontré la EEC y empecé en la sede de Barcelona. Hice el Ciclo I, luego el II, Coaching de Equipos y ahora Supervisión.

Ahora, acompaño procesos individuales y, ahora mismo, estoy haciendo mi primer proceso de coaching de equipos para una empresa del sector turístico, junto con un compañero que conocí en la formación. Me hace muchísima ilusión. Es un gran logro para mí.

¿Cómo fue tu experiencia formándote en la EEC?
Muy transformadora. Empecé presencialmente en una sede que me traía muchos recuerdos personales, y eso me removió. Las clases estaban llenas de práctica, emociones, risas y mucho acompañamiento. Recuerdo que durante el Ciclo II estaba pasando una época complicada y el apoyo de profesores y compañeros fue muy importante. Aprendí a gestionar mis emociones, especialmente la tristeza. Para mí, eso fue clave.

¿Cuál ha sido tu mayor reto?
Soltar mi identidad profesional anterior. Pasar de ser "la de RRHH con 20 años de experiencia" a decir con firmeza “soy coach”. También rechazar una posición estable y muy bien valorada para apostar por lo que realmente me hacía feliz. No fue fácil, pero valió la pena.

¿Y tu mayor logro?
Sin duda, el coaching de equipos. Me parece una modalidad compleja, pero fascinante. Me hace sentir muy orgullosa haber llegado hasta ahí.

¿Dónde te gustaría estar en 5 años?
Tener mi propia empresa, vivir de ello y disfrutarlo. Quiero seguir creciendo como coach, seguir formándome y poder acompañar desde un lugar cada vez más profundo.

¿Qué te falta por aprender?
Me interesa mucho el mindfulness. Me gustaría certificarme en algo que me permita trabajar mejor la respiración, la atención plena, el estrés. Siento que eso también puede ayudarme a conectar más con mi hija.

¿Cuál es tu pasión?
Ayudar a los demás. Ver crecer a otras personas. Pero también me encanta el diseño de interiores (sobre todo el nórdico), el crochet —hago bolsos a mano—, el mar, el paddle surf y caminar por la montaña. Tengo la suerte de vivir a pasos del bosque.

¿Qué le dirías a alguien que está pensando en formarse como coach?
Que no lo dude. El coaching te cambia la vida. Incluso si no quieres dedicarte profesionalmente, aprendes a escuchar, a acompañar, a entenderte mejor. Ojalá todo el mundo tuviera las herramientas que tenemos los coaches. El mundo sería muy diferente.

¿Algún mensaje final o algo que quieras añadir?
Sí, una frase que me acompaña mucho: “La paciencia es el arte de esperar en paz”.
Antes me desesperaba muy fácilmente. El coaching me ha enseñado a parar, respirar, esperar sin ansiedad. También a confiar más en mí, a tratarme con amabilidad, a creer en mis capacidades.

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