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“Sin resultados no hay coaching”

​EEC lleva 10 años formando a coaches, entrenando a directivos e introduciendo técnicas de comunicación y liderazgo en el tejido empresarial. La empresa líder en consultoría y coaching comparte los secrets de su excelencia y cómo logra que los demás también lo sean. 

Actualmente, ¿cuál es el reto más común de un cliente/empresa?

En general, son tres. Fomentar un estilo de liderazgo más inspirador, que pueda sacar lo mejor del equipo y conseguir que se comprometa con los nuevos desafíos; Potenciar las habilidades como gestores del cambio para generar una mirada más creativa en los equipos; y una crucial, la de trabajar con los comités de dirección para generar una visión posibilitadora y ambiciosa, que permita declarar retos extraordinarios. Pues es lo que propicia los grandes cambios en las organizaciones y en la sociedad.

¿Cuál diría que es el mayor poder del entrenamiento ejecutivo?

El coaching ejecutivo tiene un poder transformador que entronca con el reto más desafiante de los seres humanos, el de aprender. Todos somos capaces decambiar y ser mejores. Depende de uno mismo y de lo lejos que quiera llegar. Contar con la ayuda de alguien externo, que te permita ver caminos que solo no ves y proyectarte de una manera distinta, hacen rentable la contratación de un coach, ya que un proceso de coaching garantiza resultados. Sin resultados no hay coaching.

En 10 años se han extendido por Europa y Latinoamérica. ¿Cuál es el balance?

Lo más gratificante es ser líderes en un sector tan efervescente. Es satisfactorio que empresas nos confíen el desarrollo de sus profesionales. No hemos parado de aprender y de innovar en programas y servicios y hemos formado a 2.500 alumnos. En el futuro, seguiremos impulsando valores y principios que mejoran la convivencia y la sociedad, seguiremos con nuestra revolución silenciosa.

¿Por qué es la EEC excelente? ¿Cómo logran que los demás lo sean?

Vivimos en la excelencia porque aspiramos a hacer las cosas lo mejor posible. Es el hábito de mejorar y aprender de los errores. Lo contrario es la exigencia, que busca la perfección e interpreta cada tropiezo como un fracaso. La exceencia se puede aprender y entrenar. Trabajamos para que alumnos y clientes transiten la excelencia, cada uno por el suyo.

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