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“Cada uno de nosotros es el CEO de su propia vida” 

‘El juego interior y su aplicación práctica en el desarrollo del liderazgo’ es la conferencia que el experto entrenador, consultor y coach Timothy Gallwey ha ofrecido en Madrid. Un evento patrocinado por la EEC cuyos puntos clave encuentras aquí resumidos.

Experto jugador y profesor de tenis, Tim Gallwey saltó a la fama a mediados de los 70 con su libro ‘El juego interior del tenis’ en el que reveló que ganar un partido tiene más que ver con la conversación interna que se desarrolla en la cabeza del jugador que con factores externos. Esta original forma de entender el rendimiento interesó enseguida al mundo empresarial, que vio en ella una oportunidad para pasar del tradicional modelo de ordeno y mando a uno basado en la confianza y el compromiso. 

La clave de ese cambio organizacional pasa, según Gallwey, por desarrollar el liderazgo individual y por hacerse responsable de la propia trayectoria. “Desde que somos pequeños hemos ido vendiendo acciones de nuestra vida, lo hemos hecho en busca de aprobación, de amor, los motivos han podido ser muchos y distintos”, aseguró el experto quien dijo también que “se pueden recuperar esas acciones” pues “cada uno de nosotros es el CEO de su propia vida”.

Incrementar ese liderazgo, explica, Gallwey, supone “seguir nuestro instinto”. La confianza en uno mismo es uno de los pilares de la metodología de ‘el juego interior’ en el tenis y en la empresa pues, según el autor, la confianza en nuestras propias capacidades está directamente relacionada con las expectativas, los objetivos que nos marcamos, con la energía que invertimos para intentar conseguirlos, y, por tanto, con nuestro desempeño y con nuestros resultados.

A partir de sus experiencias en la cancha, Gallwey observó cómo en muchas ocasiones sus propias instrucciones como entrenador se interponían en el aprendizaje del alumno y descubrió como el cuerpo (que, dice, incluye cerebro y memoria) sabe más y puede más de lo que habitualmente creemos.

“La acción, la práctica misma, sin instrucciones, sin juicios, sin miedos, es lo que mejora el rendimiento”, defiende Tim Gallwey quien ya en su primer libro asegura “el máximo rendimiento requiere una desaceleración mental. Esto quiere decir menos pensamiento, menos cálculos, menos juicios, menos preocupaciones, menos miedos, menos expectativas, menos intentos por esforzarse, menos lamentaciones, menos controles, menos nervios, menos distracciones. La mente está en calma y en silencio cuando está totalmente en el aquí y ahora”.

En definitiva, lo que Gallwey expuso en la conferencia, que fue seguida por más de 250 profesionales entre coaches, profesionales de RRHH y líderes de empresa, es que existe una disociación entre lo que podemos llegar a hacer y lo que nuestra cabeza nos dice que podemos hacer. “El yo interno tiene dos voces, uno eres tú realmente, el otro te habla y suele hacerlo de forma que enjuicia los actos, te hace dudar de tus capacidades. Una habla mucho, la otra no habla nada, es más bien una sensación y tiene una inteligencia que está por encima de las palabras”, asegura.

Engañar a esa parte de nosotros mismos que pretende hacernos pequeños es uno de los hallazgos de Gallwey, un “truco” según sus palabras que consiste en “distraer a la mente dirigiendo su atención” hacia algún detalle para que esté ocupada en otra cosa y deje de lanzar mensajes del tipo “sin mí no podrías hacerlo”. Tal es la importancia de las interferencias, y detallista el trabajo de Gallwey, que éste lo ha medido en una fórmula en la que RENDIMIENTO = POTENCIAL – INTERFERENCIAS.

El exceso de control, de expectativas, de juicios es lo que disminuye el rendimiento, dice, sobre nosotros mismos y sobre los demás. “Juzgar es una interferencia enorme con el aprendizaje, con el disfrute y con el desempeño”, explicó revelando lo que es, en su experiencia, el triángulo esencial en el desarrollo de las personas: Aprendizaje, Disfrute y Desempeño. “El juego interior es una alter-nativa viable a las metodologías tradicionales de ordeno y mando que se dan por sentadas en el trabajo. […] El éxito de este camino dependerá principalmente de la voluntad de cada uno de darle un nivel radical de confianza a sí mismo” en palabras de Peter Block, en el prólogo de ‘El juego interior del trabajo’, que Gallwey publicó en 2001.

Así, la clave para incrementar los resultados es el aprendizaje. Aprender a aprender. Y aprendizaje es, según Gallwey, confiar en las capacidades que ya tengo, en mi propio potencial. “Es mala suerte encontrase con alguien que te diga cómo hacer algo. A la gente le encanta enseñar lo que aprenderíamos mejor por nuestra cuenta”, dijo Gallwey en Madrid.

Ser capaces de afrontar con valentía el aprendizaje, con una mirada limpia, engrasar el mecanismo que nos permite adaptarnos con velocidad a los cambios es una de las claves del éxito que defienden tanto Timothy Gallwey como el coaching, al ser ésta una herramienta para ayudar al individuo a salir de su caja de confort y establecer nuevas formas de entender la realidad y de poner en marcha nuevas acciones que acerquen al resultado.

Se trata de desarrollar el liderazgo, primero el de uno mismo y después el de los demás. “Sacar lo mejor de uno mismo hace que ganes y que disfrutes del proceso”, concluyó el entrenador para quien es fundamental saber contestarse cuestiones como “¿qué hago aquí?, ¿a dónde quiero ir?, ¿qué voy a hacer una vez llegue?”.

“Si éstas van a ser mis últimas palabras”, dijo al despedirse ”que sean que es una responsabilidad individual equilibrar el aprendizaje, el rendimiento y el disfrute”.

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