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"Nos toca diseñar una estrategia coherente con nuestros valores"

Silvia Guarnieri
Executive Coach MCC por ICF
Socia fundadora y Directora Académica

“Hablar de valores es distinguir lo que es importante, lo que nos lleva a decir esto vale. Unas cualidades que alcanzan el rango de valor en el momento en que se llevan a la práctica. Si no se concretan en hábitos, no son valores son solamente palabras”.  

Además de tener que transformarse en acción para existir, el valor debe ser un ejercicio constante en nuestras reflexiones. El valor debe guiar, de alguna forma consciente, nuestras conductas futuras. Un país, una empresa, una familia, una persona... se construye a partir de una declaración de valores, algo así como una declaración de intenciones, que puede ser o no consciente. Hoy en día, sin embargo, solemos levantar la casa por el tejado. En el plano económico o empresarial, primero vamos construyendo lo que puede ser rentable o beneficioso a corto plazo y después, con la práctica, va-mos generando las normas o valores para regular esa nueva economía.

Cuando en el pasado creamos una empresa o definimos una política, ¿fuimos conscientes del impacto que íbamos a generar en el sistema de valores?, ¿supimos hasta dónde impactábamos en los comportamientos de las personas? Y hoy, ¿le damos un sentido lógico y coherente a lo que ya hemos construido?

Vivimos en una época de cambios que dan vértigo y en la creencia de que no tenemos tiempo para la re- flexión. Surgen nuevas empresas, nuevos modelos de negocio; la política y la economía no hacen más que girar y dar tumbos… No existe una regulación económica clara para los negocios o políticas y, mucho menos, una regulación ética, moral o de valores.

Somos cada vez más hacedores. Dejamos el pensar para cuando tengamos tiempo. Por la aceleración y por cómo se precipitan las cosas, nos damos cuenta tarde de lo que ya hemos generado. Navegamos en aguas turbias, sin rumbo fijo, dando golpes de timón, sin saber a ciencia cierta hacia dónde nos conduce nuestra nave, donde lo único seguro es el cambio y la aceleración. ¿Qué pueden aportar los valores en momentos así?

Los valores nos hacen entender que hoy, nos guste o no, son las empresas las protagonistas de los cambios y las que trasmiten los valores que, en cascada, se contagian al resto de la comunidad. De ahí que cada vez más, proclamemos que las empresas deben ser conscientes y que el capitalismo debe ser consciente. Pero, ¿conscientes de qué? Conscientes, por ejemplo, de que el resultado, para una empresa, es como el oxígeno para las personas, que hace falta pero que no debe ser su razón de ser, como dicen los expertos. La empresa debe tomar consciencia de los valores y del papel que juega en la comunidad. La empresa es, en sí misma, una proveedora de valores al igual que los cuentos en la infancia.

Los líderes que diseñan estrategias en empresas, así como los coaches que trabajamos con ellos,  debemos tener una consciencia clara de nuestra responsabilidad. En concreto, ¿de qué deberíamos ser conscientes los coaches que trabajamos con líderes? Debemos saber conversar con nuestro cliente, no solo de cómo obtener un resultado, sino además, del valor que trasmite a las personas con las que interactúa, de que aprecie el impacto que tiene la organización en la educación y en la sostenibilidad de los valores que esa comunidad genera. Y debemos ser conscientes de que los valores se pueden activar y de que hay momentos claves en los que se produce esta activación de valores. Los momentos de crisis o cambios son especiales para poner en orden nuestra jerarquía de valores pues, aunque caminemos ciegos,  en un momento dado, la vida nos pone delante la pregunta que nos hace cuestionarnos por el sentido de lo que hacemos. Si sabemos parar, detenernos y escuchar, sabremos qué nos está queriendo decir.

En estos momentos críticos y de cambios nos toca diseñar una  nueva estrategia. Y nos tenemos que preguntar: ¿qué es lo verdaderamente importante?, ¿lo irreductible?, ¿lo no negociable?, ¿qué es lo que no voy a hacer o exigir a los demás, ocurra lo que ocurra, porque compromete mi dignidad o mis valores?

Lo que propongo es no dejar de lado la reflexión y el análisis, que aprovechemos los cambios para diseñar nuestro futuro de pie, sobre nuestros valores, siendo lo que predicamos. Insisto en que este momento de crisis puede ser la oportunidad que necesitamos para pensar sobre las situaciones a las que nos enfrentamos y para hacer una reflexión profunda en relación  a nuestros valores:

¿En qué medida estoy siendo mis valores?, ¿están representados mis valores en la forma en que me estoy comportando?, ¿qué valor tendría que ser el prioritario en mi sistema?, ¿sobre qué valor me tengo que apoyar ante una determinada situación de conflicto para sentir que sigo siendo coherente con mis valores?

Tengamos valor para tener valor. Diseñemos nuestro modelo de negocio apoyándonos en nuestros valores. La clave consiste en ir revisando si la forma en que estamos actuando está en concordancia con lo que hemos declarado y, de no ser así, corregir los comportamientos tantas veces como haga falta, hasta que estemos satisfechos con el resultado.

Ten valor para tener valor son palabras que resumen mi objetivo con este artículo y es un eslogan elaborado por alumnos de un programa  de Coaching de Equipos que impartimos en Bogotá.

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Termino de escribir este artículo movida por noticias a nivel mundial de alto contenido dramático. Solamente se me ocurre una cita de la política y filósofa Hannah Arendt: “El bien solo puede ser consciente y radical”.

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