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"Lograr un entorno de trabajo satisfactorio es tarea de todos"

Luis Miró
Executive Coach por EEC
PCC por ICF

Pensar en positivo es un ejercicio rentable a nivel empresarial, pues como demuestran las estadísticas, la satisfacción laboral repercute en la felicidad del empleado y también en sus resultados. Desarrollar esta forma de pensar es una capacidad al alcance de todos, si se tienen en cuenta determinados matices. 

¿Cuál es la clave para encontrar la felicidad, la satisfacción en el trabajo?
En realidad no hay una clave única.  Como decimos en coaching, depende de nuestra interpretación personal de lo que sucede, de nuestra actitud y de nuestras acciones. Ahora bien, los factores que influyen en nuestro bienestar en el trabajo se pueden clasificar en tres grandes grupos. Por una parte, los recursos personales, es decir, aquello que cada uno utiliza para relacionarse con el entorno (fortalezas, valores, empatía, resiliencia, autoestima, optimismo, etc.). Por otra parte, los recursos del ámbito de trabajo, es decir, aquello que percibimos como apoyo y reconocimiento en el desempeño de nuestro rol (medios materiales, apoyo social, flexibilidad, oportunidades, etc.). Por último, las demandas de la función, aquellas características de la situación laboral que requieren esfuerzo por nuestra parte (presión en plazos o recursos, incertidumbre, ambigüedad, trabajo nocturno, mostrar emociones positivas no sentidas, etc.). El balance resultante de estos tres grandes grupos de factores será el que determinará nuestro nivel de felicidad en el trabajo. 

Bienestar en el trabajo y resultados empresariales, ¿qué relación hay entre ambos?
Los estudios recientes nos muestran que los empleados satisfechos en el trabajo están más comprometidos con la compañía, tienen mejor desempeño, son más productivos, más innovadores, más proactivos, tienen éxito en los puestos directivos y consiguen los objetivos. Un informe reciente publicado por GALLUP nos indica que en España sólo un 18% de los trabajadores está comprometido, el 62% no lo está y el 20% restante está activamente no-comprometido. Esto significa que en España hay unos 3,5 millones de trabajadores “quemados” en el trabajo (los activamente no-comprometidos). Considerando las magnitudes económicas de esta investigación, la falta de compromiso en el trabajo puede suponer para las empresas españolas unos costes de cerca de 50 mil millones €/año, es decir, están soportando el equivalente al pasado rescate bancario cada dos/tres años. Al final, los mejores lugares para trabajar son aquellos que a través del bienestar de los empleados logran la satisfacción de los clientes y obtienen los mejores resultados para la compañía.

Si el coaching está para lograr objetivos, ¿qué aporta la psicología positiva a la empresa?
Pues aporta una mirada complementaria y rigurosa del entorno laboral. Más concretamente nos proporciona todo un espacio de distinciones y herramientas contrastadas científicamente que podemos utilizar en las sesiones de coaching. Por ejemplo, numerosos estudios avalan que los factores que hemos citado antes son los que llevan a una persona a estar con un nivel alto de motivación y compromiso con el trabajo (estar engaged) o por el contrario a estar quemado (burnout). 

¿Cómo se introduce esta mirada en los equipos, en las organizaciones? ¿Qué herramientas se emplean para lograr el bienestar laboral?
Desde nuestra práctica de coaching, podemos acompañar a las organizaciones a que ellas mismas tomen consciencia e identifiquen lo que está sucediendo y aquello que quieren cambiar. Si a esto incorporamos las posibilidades que nos proporciona la psicología positiva podremos acompañar con mayor eficacia a desarrollar recursos personales, estilos de liderazgo y prácticas empresariales que contribuyan a mejorar el bienestar de los empleados. Concretamente lo que la psicología positiva aporta tiene que ver, por ejemplo, con la gestión de emociones, el desarrollo de fortalezas (individuales o de equipo), el equilibrio entre retos y habilidades o la observación de los ratios de positividad.

Hay quien defiende que los trabajadores deben ir a trabajar motivados desde casa. ¿Está usted de acuerdo? ¿Desde la psicología positiva, ¿cuál sería el enfoque?
Estoy de acuerdo en parte. Disfrutar del trabajo y estar motivado o sentirse abrumado por éste depende de los factores externos y de cómo cada uno interpreta lo que sucede. En psicología positiva se habla de una serie de competencias que permiten más fácilmente a las personas traducir las amenazas potenciales en desafíos agradables, tener la capacidad de involucrarse en lo que hacen, abrirse al cambio y disfrutar del aprendizaje y de las experiencias. Por lo tanto, podemos decir que la motivación nace de uno mismo, que es posible desarrollarla en gran medida y que el entorno laboral la facilita o la dificulta. 

¿Son los jefes quienes deben realizar este esfuerzo, el departamento de RRHH o es un ejercicio personal de cada empleado?
La responsabilidad es de todos, no es un “o” sino que es un “y”. Los jefes necesitan adoptar un estilo de liderazgo que fomente la confianza, el aprendizaje y el sentido de pertenencia. RRHH necesita poner en práctica modelos de gestión que faciliten la cooperación, la visión compartida, el desarrollo profesional-personal y la vivencia de los valores. Los empleados necesitan desarrollar sus fortalezas, cuidar su mente y cuerpo, fortalecer su red social y potenciar su inteligencia emocional. Lograr un entorno de trabajo satisfactorio es una labor de todos para lograr un objetivo común.

¿Cómo se recupera al empleado quemado? ¿Tiene remedio?
En línea con lo comentado, para recuperar a un empleado quemado, la organización puede cambiar modelos de relación, prácticas, condiciones laborales, estilos de liderazgo y una serie de circunstancias externas. Ahora bien, todo esto no será suficiente hasta que el propio empleado interprete la situación desde otro punto de vista, pueda identificarse con los valores presentes en su trabajo, consiga conectar con la satisfacción de la propia tarea o rol y esté en disposición de poner en juego un determinado nivel de energía. Es decir, el quemado necesita cambiar sus emociones para poder cambiar su actitud y compromiso personal.

Las llamadas fortalezas o virtudes, ¿cómo se potencian en el día a día?
El estudio de las fortalezas es uno de los pilares de la psicología positiva. Para ver cómo se pueden potenciar permítame hacer una breve aproximación a lo que estamos hablando. En primer lugar, las virtudes son características que definen el buen carácter y se inspiran en principios filosóficos, morales o religiosos. Por otra parte, las fortalezas son formas específicas distintas de expresar las virtudes con un claro componente psicológico. Finalmente están los hábitos o comportamientos que permiten expresar a las personas sus fortalezas en determinadas situaciones. Respondiendo a su pregunta, para potenciar una fortaleza haremos el recorrido inverso. Es decir, si desarrollamos aquellos hábitos o comportamientos asociados a una determinada fortaleza la estaremos potenciando. Un ejemplo, dentro de la virtud del coraje, una fortaleza es la tenacidad o perseverancia, característica que nos permite seguir trabajando en alcanzar nuestros objetivos a pesar de los obstáculos y las dificultades. Pues bien, para desarrollarla podemos escoger un determinado ámbito de nuestra vida, nos marcamos unas metas, las podemos desglosar en pasos más pequeños, les ponemos plazos, hacemos un seguimiento de nuestros avances y celebramos los logros. Si practicamos e incorporamos esto de forma habitual puede ser una vía para desarrollar nuestra perseverancia.

Si el secreto está en la práctica, ¿es algo que puede lograr todo el mundo, en todas las circunstancias?
Efectivamente, todo el mundo puede desarrollar sus fortalezas. También es cierto que para conseguirlo es necesario tener una clara determinación y que no todas las fortalezas tendrán, para cada uno, el mismo grado de dificultad. Por ejemplo, si hemos realizado el Test VIA, podremos comprobar que el esfuerzo y la energía necesarios para desarrollar las fortalezas que nos salen en las últimas posiciones son mucho mayores que los necesarios para trabajar en las cinco primeras. La razón concreta es que nuestra forma de proceder se identifica más y obtenemos mayor bienestar con las cinco que nos caracterizan. En este caso, una vez más, las circunstancias no son determinantes aunque pueden ayudar o dificultar su desarrollo de forma significativa.

Y una vez que se identifica lo que se nos da bien, ¿qué se hace con las lagunas, con lo que no hacemos tan bien?
La idea es desarrollarlo para que no moleste ni nos impida un desarrollo satisfactorio. Quiero decir con esto que pretender convertir una “laguna” o “debilidad” en una fortaleza es un esfuerzo titánico de dudosos resultados. Es lo que denominan la “cultura de la mediocridad”, si dedicamos el tiempo a desarrollar algo en lo que nunca brillaremos y no lo empleamos en desarrollar lo que se nos da bien, acabamos todos en el punto intermedio. Lo más rentable, en términos de energía, bienestar y resultados es desarrollar las fortalezas con las que nos identificamos y cubrir las debilidades hasta un nivel suficiente para poder actuar con normalidad. Por ejemplo, si alguien está “peleado” con la tecnología pretender ser un “Steve Jobs” será probablemente un esfuerzo baldío, ahora bien, es necesario para desenvolvernos en el entorno actual saber manejar ciertos recursos ofimáticos aunque nunca seamos unos virtuosos de los mismos.

Formarse en  herramientas en psicología positiva, ¿qué aporta al trabajador?
Nuestra principal motivación es proporcionar un espacio para tomar consciencia, descubrir, experimentar y vivir en primera persona las claves para mejorar el bienestar personal. A lo largo del programa abordamos los fundamentos conceptuales, compartimos experiencias y trabajamos con las herramientas que permiten poner en práctica todo lo que esta disciplina nos proporciona. De esta forma podemos ampliar nuestros recursos para mejorar en distintos ámbitos  de la vida, ya sea como líderes, coaches o a nivel personal. 

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