Supongamos que nos han mentido. ¿Es suficiente motivo para perder la confianza en esa persona? Muchos consideran la falta de sinceridad como algo muy grave e irreparable.
"Si alguien me miente, ya nunca más podré confiar en él", dicen. Sin embargo, hay muchos factores que pueden llevar a una persona a mentir: por miedo a las consecuencias, por exceso de preocupación por dar buena imagen… No es que la mentira deba ser exculpada, pero sí que a veces reaccionamos tan negativamente a los errores de los demás que estos aprenden a evitarnos y a mentirnos.
Como en este ejemplo, Cristina tenía un colaborador en el que no confiaba en absoluto porque le mentía:
— Puedo aceptarlo todo menos que me mientan, decía, no soporto a la gente mentirosa.
— Háblame de tu colaborador. -Pues es un chico nuevo, que lleva poco tiempo con nosotros. Siempre está muy tenso, yo creo que por eso se equivoca tanto.
— Y qué haces tú cuando comete un error?
— Pues lo habitual, se lo digo para que no vuelva a cometerlo, solo que a veces me saca de quicio, porque tengo que decirle las mismas cosas una y otra vez.
— ¿Para qué crees tú que te miente?
— ¿Para qué? Supongo que miente porque es un mentiroso, simplemente. – ¿Qué beneficios obtiene él del hecho de mentir?
— Bueno… si me meinte y no me entero, se ahorra verme enfadada y la regañina correspondiente.
— ¿Y qué más?
— También se me ocurre otro beneficio, que es el de agradarme. Siempre parece estar diciendo lo que quiero oír
— O sea, que un posible beneficio es evitar que te enfades y otro agradarte. ¿Qué te sugiere que le puede estar pasando a una persona que está tan preocupada por caer bien y dar una buena imagen, que es capaz de llegar a olutar cosas e incluso a mentir?
— Bueno, imagino que se siente inseguro, preocupado por mantener su trabajo actual, que quiere hacer bien las cosas y tenerme contenta.
— Es decir, que si sintiera más seguro y menos preocupado, ¿es posible que se comportara con más naturalidad? Seguramente,. Ahora que lo dices, tal vez he sido demasiado exigente, le he estado lanzando muchos mensajes de que estaba a prueba, de que se la jugaba con su trabajo durante estas primeras semanas.
— Por lo que estás diciendo, tu manera de relacionarte con él ha podido influir en su actitud. Entonces, ¿qué se te ocurre que puedes hacer para lograr una relación de más confianza?
— Ya no puedo dar marcha atrás, pero podría hablar con él de todo esto. Si logro que se sienta más confiado, seguro que nuestro ablación se volverá más franca.
¿Para qué sirvió la conversación de coaching?
La conversación de coaching reveló que la cultura de la organización y el estilo de liderazgo de Cristina castigaban duramente el error y que el colaborador mentiroso estaba tan preocupado por dar buenos resultados y ser valorado por su jefa que cuando cometía algún fallo intentaba disimularlo, llegando incluso a mentir, para evitar su enfado.
Cuando Cristina modificó su relación y su estilo de liderazgo, dando espacio a una comunicación más abierta y más franca, en la que el error no era una lacra inaceptable, sino algo que nos puede pasar a todos en un momento dado, su colaborador se relajó y pudo ser más sincero.
Es frecuente encontrar organizaciones en las que los equipos no son sinceros por motivos que pueden achacarse ea la propia cultura de la organización o al estilo de liderazgo del jefe. Una organización que no deja espacio para los errores, que los persigue y los castiga generará empleados que mentirán por miedo a las consecuencias.
Un jefe que sólo da órdenes, que no deja a sus colaboradores la posibilidad de negociar sus peticiones, generará situaciones de incumplimiento que se saldarán frecuentemente con mentiras para evitar la crítica o la acción punitiva.