Por Lydia Vidal. ¿Qué han tenido que hacer los de la foto para completar el sencillo puzzle? La colaboración no surge por arte de magia. Tampoco basta con llevarse bien. Se construye con intención, práctica y ciertas condiciones que la hacen posible.
Volviendo a la foto, estas personas se han comunicado y se han recolocado de lugar, o se han pasado las piezas de una mano a otra…
Pongamos otro ejemplo. Imaginemos que en una empresa del sector tecnológico, un equipo debía entregar una propuesta clave en dos semanas. Cada miembro era ultra competente, lo mejor de su sector. Y cada persona del equipo sabía lo que tenía que hacer. Pero algo falló y no llegaron a cumplir la tarea.
No compartieron información a tiempo, no preguntaron cómo iban los demás y cada quien fue a lo suyo, confiando en que el resto «cumpliría». El resultado: entregaron tarde, con errores, y la oportunidad se perdió.
¿Qué faltó? Colaboración
Colaboración no es simplemente dividir tareas o estar en la misma reunión de Zoom. Como dicen los budistas, todo está conectado, interrelacionado.
«Si miras profundamente un folio de papel, verás una nube.
Si no hay nube, no hay papel.
Sin la nube, no puede haber lluvia.
Sin la lluvia, no crece el árbol.
Sin el árbol, no hay papel».
En esta cita, Thich Nhat Hanh explica cóm nada existe por separado. Tampoco en los equipos.
La colaboración desde la perspectiva del coaching
Desde el coaching ejecutivo, distinguimos lo que sí es y lo que no es colaboración: competir no es colaborar. Imponer no es colaborar. Controlarlo todo no es colaborar.
Y como el coaching es una práctica, sabemos que colaboración no es una técnica, sino que es una forma de estar con otros. No es un rasgo individual es, como decimos, una práctica compartida que implica:
- Reconocer mi vulnerabilidad.
- Saber pedir apoyo.
- Soltar el control y confiar.
- Escuchar con empatía.
- Conectar con el propósito común.
8 tips para mejorar la colaboración en un equipo
- Claridad de roles y responsabilidades.
Que cada persona sepa qué se espera de ella… y qué puede esperar de los demás. - Un norte claro y compartido.
Cuando hay dirección común, las decisiones se alinean sin tanto esfuerzo. - Acuerdos explícitos sobre el “cómo”.
¿Qué permitimos y qué no en este equipo? El cómo es tan importante como el qué. - Espacios para crear confianza.
No todo es operativo. Compartir fortalezas, miedos o ideas sueltas genera vínculos reales. - Formación en inteligencia emocional.
Colaborar implica saber cómo me siento y regularme para no reaccionar automáticamente. - Saber pedir y dar feedback.
La colaboración madura con conversaciones honestas, desde el respeto. - Aclarar pronto los malentendidos.
Una duda sin resolver hoy puede ser una fricción silenciosa mañana. - Recordar que estamos interrelacionados.
Como el papel necesita de la nube, ningún resultado es solo «de uno».
Distinciones de coaching
Finalmente, para entrenar esta forma de escuchar, de comunicarte, de pedir, de gestionar las expectativas… puedes explorar estas distinciones en profundidad en esta lista del canal de YouTube de EEC: Distinciones de Coaching – EEC