Seis herramientas para convivir con las crisis en tiempo real

Mi propuesta surge de una lectura del ultimo libro de Jim Selman, Vivir en Tiempo Real. Jim Selman es un consultor norteamericano, un gurú en cambios organizacionales. Su libro está escrito como consultor y coach, de alguna manera es un manual de distinciones con relación a los cambios y a cómo nos relacionamos con los cambios. Selman nos ofrece 6 habilidades conversacionales, habilidades que tenemos y que podemos cultivar. 

Para los profesionales del coaching estas habilidades son muy familiares porque con mayor o menor intensidad las ponemos en práctica en nuestra actividad. Más allá de nuestra actividad, estas habilidades se tornan clave para convivir con lo que emerge. Especialmente en el momento que estamos viviendo, definitivamente un ejemplo de “tiempo real”. 

Cuando hablamos de vivir en tiempo real estamos hablando de vivir inmersos en cambios que acontecen a una altísima velocidad y son cada vez más complejos. Como resultado, el futuro se hace difícilmente predecible, altamente complejo y con pronósticos poco fiables. 

Podemos acordar que no podemos conocer el futuro. Lo que sí podemos es elegir cómo queremos relacionarnos con ese futuro. Cómo queremos relacionarnos con los rápidos cambios. Y para esto puedo reflexionar cuánto de hábil me encuentro en estas habilidades que Selman propone. Están relacionadas entre sí, de manera que cómo de efectivos seamos en una tendrá un impacto en otras. Me parece inspirador que las referencia como “el arte de” porque vienen de nuestra autoexpresión. Veamos un poco de cada una. 

1- La primera habilidad es aceptar como el arte de la rendición

Ante una situación en la vida podemos resistir o podemos aceptar que lo que es, es “tal como es”. En nuestra cultura occidental, tendemos a resistir, a veces evitando y a veces negando. Lo curioso es que, en un mundo en tiempo real la realidad está siempre cambiando. Cuando hablamos de aceptación hablamos de reconocer que no tenemos control sobre la realidad.

La aceptación profunda es un acto de rendición. Rendición es dejar ir nuestras ideas y abrazar nuevas realidades que surjan a nuestro alrededor. La rendición no es sucumbir. Sucumbir es ser golpeado por las circunstancias hasta que tengas que rendirte o morir. Sucumbir no permite elegir. En la rendición sí hay elección.

Elijo aceptar lo que hay para poder escucharlo y aprender. La rendición no es salir derrotado. Rendirse es una elección, tal y como hacían los samuráis –antes de entrar a la batalla con un adversario noble, los samuráis se rendían ante la inevitabilidad de su muerte. Resistir o temer los distraería del momento. Y la distracción asegura la derrota. La rendición como una “forma de ser” permitió a estos guerreros convertirse en maestros de estar presente. 

Dado que en la aceptación reconocemos que no podremos controlar alguno de los aspectos de la vida, aparece la vulnerabilidad. Ser vulnerables no significa que no tenemos poder. Por el contrario, en esta situación que estamos viviendo, posiblemente nos sentimos más vulnerables que antes de la crisis, y sin embargo tenemos grandísimo poder desde nuestras acciones.

2- La segunda habilidad es Ser, como el arte del contexto 

Miremos a nuestra forma de ser como el contexto dentro del cual nos relacionamos con el mundo. 

La pregunta es “¿qué contexto, o qué forma de ser, nos ayudará a navegar por cambios rápidos?”, o “¿qué contexto, o qué forma de ser, nos ayudará a navegar por la incertidumbre?” 

En esta situación que vivimos con esta crisis de contagio, ¿que forma de ser me es más útil? ¿queremos elegir otra forma de ser para transitar por esta situación de cambio brutal?

Se habla mucho de que como sociedad ya no seremos iguales después de la crisis. Y como individuo, ¿cómo creo que seré diferente?, ¿cómo me estoy viendo ser diferente ya? 

Crear nuevas formas de ser implica cambiar la forma en que observamos y nos relacionamos con el mundo. Es una habilidad clave para vivir en un mundo en tiempo real, en un mundo cambiante con futuro impredecible. En un mundo en tiempo real necesitamos estar habilitados para responder, no para reaccionar. 

  • Cuando acabe esta crisis y mire hacia atrás, ¿quién habré sido?
  • ¿El miedoso que está en su zona de confort, aunque incomodado por su irascibilidad mientras se queja de lo que otros hacen?
  • ¿El aprendiz que tomó conciencia y pensó cómo actuar además de valorar lo que otros hacían?
  • ¿El que creció y desde la calma buscó formas de ayudar?

3- La tercera habilidad es escuchar, el arte de ser un maestro en los estados de ánimo.

Algunas ideas de partida incluyen (1) Antes de encontrarnos, antes de que alguien hable, incluso antes de que pensemos, ya estamos escuchando… siempre estamos navegando en el contexto que brinda nuestra escucha.” (2) Podemos alterar la forma en que escuchamos y, por lo tanto podemos alterar cómo nos relacionamos. En lugar de escuchar a alguien y luego reaccionar … podemos escuchar “para escuchar algo”. (3) Nuestra siempre se correlaciona con nuestro estado de ánimo.

Sabemos que los estados no son solo personales o individuales, son sociales. Y puede ser contagiados. Todos hemos experimentado un estado de ánimo alegre estando en grupo, y se contagia. Y cuando en un grupo prevalece el malhumor, ese estado de ánimo puede impregnar al grupo completo. Y escuchamos desde ahí. 

Para cultivar esta habilidad de escucha en un mundo de grandes cambios a gran velocidad, la idea –dice selman —sería “escapar” del estado de ánimo que prevalece socialmente –incluso culturalmente. Para estar presente en nuestro estado de ánimo y cambiarlo por otro que apoya más el futuro que queremos, puede servir enfocarnos en dos pilares: 

(1) en el presente, no el pasado, no el futuro. A mí me pasa en esta situación que por alguna razón estoy más en el presente que nunca. El pasado se ha difuminado. El futuro lo tengo en nebulosa. Sí tengo el presente. Todo el tiempo. 

(2) en nuestros compromisos, mejor que en nuestras historias. Mi compromiso me mueve a la acción. Mi acción denota mi compromiso. Alinear mi historia a mi compromiso. 

Estamos ahora todos practicando una escucha especial, la escucha sintonizada. Es una escucha, clave en un mundo en tiempo real, que está atenta a lo que nos sucede a nosotros y también a lo que sucede a nuestro alrededor. Esta conciencia hace que emerjamos como individuos y al mismo tiempo conectamos con todos.

El individuo y lo colectivo ya no son uno u otro.  Lo individual y lo colectivo constituye un contexto. La escucha sintonizada permite ajustar nuestras acciones para movernos “como uno”. Esto lo estamos viviendo en cientos de ejemplos a nuestro alrededor, y propios. 

4- La cuarta habilidad es comunicar como el arte de relacionarse

Relacionarse y comunicarse –dice Selman- son la cara y la cruz de la misma moneda. Son la moneda para el cambio y el logro. Y también para mi existencia como individuo. 

Como individuo solo puedo existir en relación con los demás. Todo lo que puedo imaginar o experimentar ocurre en mi relación con algo o con alguien más -a través del lenguaje. Estamos constantemente en alguna forma de conversación, ya sea con nosotros mismos o con otros.

En una vida en tiempo real, comunicarse y relacionarse es un mismo contexto (es un todo, no hay distinción) y son los pilares que nos dan acceso a la acción. 

Aquí aparece un elemento fundamental que, si no es una habilidad, sí que es un músculo que es fundamental entrenar: la confianza. Las relaciones y la comunicación necesitan engrasarse con la confianza, más aún cuando es necesario responder en tiempo real. no hay tiempo de negociar, solo de responder.

Cuando nos encontramos en un desastre -como el actual- vemos como grupos de personas se unen para coordinar una respuesta, personas que están presente con sus circunstancias compartidas, están enfocados en hacer lo que se necesita hacer. Para estas personas, surge una especie de relación espontánea; sienten que pertenecen naturalmente a un equipo y enfocan sus comunicaciones en lo que se han comprometido a cuidar. 

¿Se imaginan los equipos de asistencia de cualquier índole haciéndose cargo de esta crisis sin confianza entre ellos?

5- La quinta habilidad es apropiar como el arte del aprendizaje situacional

Apropiarse es aprender lo suficiente para poder elegir sabiamente, coordinar eficazmente y actuar responsablemente casi de manera simultánea. El arte de aprender a dar respuesta sobre lo que va emergiendo. 

Venimos de un paradigma en el que “primero aprendo y capto conocimiento” para después “aplicar loa aprendido”. Ahora estamos ahora estamos más en un paradigma fusionado: aprendo y respondo al mismo tiempo. Tiene mucho que ver con una competencia clave del coach “estar presente”. 

Cuando éramos niños sabíamos hacer esto excelentemente. Si el objetivo era seguir jugando, éramos muy flexibles para adaptarnos a reglas de juego, a nuevos personajes. Aunque cambiáramos de juego una y otra vez, teníamos la habilidad de aprender lo suficiente para poder seguir jugando.

A esta habilidad le llama Selman “aprendizaje situacional”: es una habilidad para ser adaptables, para tener cintura, para ser flexibles, para no quedarnos enganchados en las reglas del juego anterior. En un mundo en tiempo real, esta habilidad se torna fundamental. 

Posiblemente en estos días –sobre todo al principio—había mucha gente con dificultad para ni siquiera escuchar la necesidad de quedarnos en casa – miles de vídeos explicando la curva, el contagio, la utilidad de mantener distancia social. Nos llamaron a ser la vacuna, la ser la solución. Y así y todo, hemos vivido dificultad para verlo, y lo que es más, los países que han ido sufriendo la pandemia después, también han tenido similar dificultad. 

6- La sexta y última habilidad es cuidar como el arte del amor

Que el cuidado por el otro es una expresión de amor es algo que seguro tenemos muy integrado. La propuesta es mirra al cuidado como un prisma con tres lados: relación, comunicación, amor como sentimiento. Hasta ahora quizás lo vemos como la suma de la comunicación más la relación más el amor. La propuesta es verlo como un todo, un prisma. A este prisma le llama la habilidad para ser amables amorosamente. 

Venimos de ver y entender cuidar como algo práctico. Cuido cuando ayudo. Hago algo. Ofrezco algo. Ahora se trata más de ver cuidar como un contexto. Mostrar una amabilidad amorosa como una forma de estar en el mundo. No hay acciones concretas. Es una forma de relacionarse. Con uno mismo y con el mundo. 

Esta situación que estamos viviendo está, sin lugar a duda, poniendo esta habilidad a flor de piel en todos nosotros. Vivimos en el paradigma del cuidado.

 

Y tú, ¿cuál de estas habilidades estás teniendo más a la mano?, ¿cuál de estas habilidades te está costando más tener presente?, ¿cuál es una habilidad tuya en la que la situación actual te reta? 

 

¿Ha llegado el momento de iniciar un cambio?   

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