Primero, la pandemia. Luego, millones de personas en EEUU dejan de trabajar y se despiden de su pueso de trabajo. Ahora, llega el «quiet quitting», lo que en castellano se está llamando «renuncia silenciosa».
«Quiet quitting» hace refencia a «hacer el trabajo para el que uno ha sido contratado poniendo fin a la sobrecarga laboral», es decir, que uno no deja el trabajo, pero lo que sí abandona es «la idea de hacer más allá» de lo imprescindible.
Tras el despegue del concepto en Tick Tock en agosto, el fenómeno se ha extendido como la pólvora en las redes sociales y entre los trabajadores de empresas de todo el mundo.
Para los expertos, ambos fenómenos, la gran renuncia y «quiet quitting» se relacionan con los altos niveles de estrés vividos desde la pandemia y con la búsqueda de significado y de propósito que apareció entonces, cuando nos hicimos preguntas del tipo «¿qué debería significar el trabajo para mí?, ¿cómo puedo hacer un rol que esté más alineado con mis valores?».
Hay una mejor forma de recuperar su tiempo que ‘Quiet Quitting’
El resultado de no vincularnos con el propósito y de acumular tanto estrés es menos energía, escasa motivación y poca productividad. Para unos, como decimos, la respuesta ha sido dejar de trabajar completamente. Para otros, hacer lo mínimo en el trabajo.
«Cuando estamos agotados y agobiados, parece que algo necesita ceder, y para muchos, eso parece ser la búsqueda de la excelencia en el trabajo» asegura la especialista en gestión del tiempo, Laura Vanderkam, quien en este artículo del New York Times comparte cómo hacer frente a este dejar de hacer: «Me he dado cuenta de que lo opuesto al agotamiento (burnout) no es no hacer nada, ni siquiera reducir. Es compromiso».
Y es una buena noticia, pues de compromiso y de engagement hay mucho escrito. Desde el coaching ejecutivo, la psicología positiva o el management 3.0. sabemos qué hacer para mejorar la sensación de pertenencia, de bienestar, de vinculación e incluso de felicidad de las personas en el trabajo.
«Quiet Quitting» y los cambios
Hay cambios sobrevenidos y cambios que elegimos. Comprometernos con nuestro trabajo, continua la experta, tiene que ver con cambiar algo de lo que hacemos.
«Por contradictorio que parezca, agregar actividades nuevas y energizantes a nuestro horario podría hacer que la vida se sienta más llevadera. Cuando dedicamos tiempo a lo que encontramos energizante, nuestra narrativa interna cambia. Ya no sentimos como si la vida fuera un trabajo pesado».
La gran renuncia se debe a una gran exploración
Esta misma idea la aportaban Keith Ferrazzi y Mike Clementi en la revista Harvard Business Review en en junio cuando planteaban alternativas a la Gran Renuncia, sugerenias que encajan también con las soluciones para hacer frente al «quiet quitting».
«Aporte variedad y pasión a la jornada laboral» aconsejan los expertos, quien animan a los empleados a que realicen «proyectos apasionantes que también nutran su propósito».
Y como ejemplo, un botón, los casos de Intel y de EY donde incluyen porgramas de RSC para incidir en el compromiso, la sensación de propósito y de impacto o donde incluos exigen «que sus miembros dediquen hasta un 20% de su tiempo a proyectos que pueden ser una iniciativa sin fines de lucro, un trabajo gratuito o una empresa totalmente nueva».
Cómo mejorar el compromiso
Renuncias sonoras o silencionsas, baja productividad o síndrome del burntout… Las empresas puedan mejorar el engagement, el compromiso, y por tanto la motivación y la productividad en el trabajo. Si lideras personas o gestionas talento, ¿puedes proponer alguno de estos puntos?
- Recuerda el propósito. ¿Para qué hacemos lo que hacemos? Retoma una conversación sobre los valores de cada pesona y cómo vincularlos con los propios los fines de la organización.
- Actividades nuevas. Abre el espacio para que cada miembro del equipo pueda añadir alguna actividad energizante a su horario.
- Autonomía. Establece el qué pero no el cómo. Muestra confianza.Todos nos vinculamos más con los proyectos que hemos tenido la oportunidad de diseñar y ejecutar.
- Retos que celebrar. Primero, establece retos. Luego, visualiza qué pasos vais dando como equipo y tomaos el tiempo de parar y mirar dichos hitos.
En definitiva, frente a la caída libre de la desmotivación y la desvinculación, acciones para recuperar la satisfacción de estar en un trabajo desafiante, que incluya reconocimientos, la posibilidad de participar en la toma de decisiones y de hacer algo significativo.