A raíz de la consulta que me han formulado los organizadores de la Fiesta del cine, me reafirmo al decir que efectivamente, la relación entre el cine y el coaching es positiva y muy recomendable.
Ver películas, como puede ser Doce hombres sin piedad, puede provocar lo que en coaching llamamos un cambio de observador. Es decir, que puede ser la chispa que lleve al espectador hasta una nueva forma de entender la realidad, de mirar a los demás o de sentir.
El cine permite que el espectador se cuestione sus creencias
A través de las películas descubrimos que las personas pueden cambiar sus comportamientos y que, en muchos casos, no hacen mal las cosas adrede, sino que viven limitadas por su forma de ver el mundo. Y que eso también nos puede suceder a nosotros.
A través del cine descubrimos que nuestra percepción de la realidad no es la realidad, sino que es solo un punto de vista.
También nos acerca a la visión que en coaching tenemos del aprendizaje, pues nos pone en la gran pantalla a individuos que (voluntaria o involuntariamente) toman el error como aprendizaje y vemos que eso les acerca a la meta.
El cine hace que nos resulte más fácil aceptar la diversidad, las diferentes maneras de pensar y de hacer las cosas. En definitiva, el cine nos amplía la mirada y nos enriquece.