Sabemos que lo que refleja el coach puede ser de mucha utilidad para su cliente de coaching, siempre y cuando sea usado con criterio y con profesionalidad.
Reflexionemos juntos sobre cómo pulir el propio espejo, para acompañar cada vez con mayor artesanía a otros, en el camino de su reflexión y de su compromiso.
Comparto aquí desde mi experiencia, algunas metáforas de diferentes tipos de espejo, en relación con la tarea del coach ejecutivo:
Espejo vacío, sin juicios: reflejo las palabras del coachee exactamente como las dijo, con el mismo tono de voz, puntuación y corporalidad. El coachee se reconoce, no hay nada que pueda objetar o ante lo que reaccionar. Cuando dejas de mirarte en el espejo, este no guarda ningún juicio sobre ti: es un espejo vacío…de juicios.
El espejo vacío, en el libro del Tao, se relaciona también con proporcionar un espacio para que las cosas se manifiesten. El acompañamiento ofrece un espacio similar para que el cliente aporte reflexiones y explore nuevas ideas sin imposición de otras opiniones.
El "doble espejo" destaca la importancia de reflejar no solo el presente del cliente, sino también su compromiso y visión futura. No coacheo a la persona sino a su reto.
Esta combinación guía al cliente hacia un crecimiento personal y profesional sostenible para lograr sus metas.
El espejo mágico: el coach puede ser visto como un espejo mágico que no solo revela la apariencia externa del cliente sino también sus fortalezas internas y potencial oculto, proporcionando una perspectiva transformadora. El coach explora el compromiso oculto en la coherencia, entre lo que el cliente dice y hace. En mi experiencia, es el espejo que más sorprende al cliente. Este espejo devela la radical diferencia entre compromiso, buenas intenciones y deseos.
Reflejo mi espejo interno: agrego una palabra, una interpretación, una metáfora dicha por el coachee anteriormente, mostrando una contradicción, contrastando lo que dice ahora con lo que ha compartido un rato antes.
El espejo retrovisor: similar al de un automóvil. El coach ayuda al cliente a reflexionar sobre algún aspecto de su pasado, examinando experiencias y lecciones aprendidas para la toma de nuevas decisiones. Por ejemplo, extrapolar experiencias positivas que sirvan para coger fuerza con lo nuevo, y negativas sobre las que extraer aprendizajes. (Atención: no se queda nunca en el pasado, coaching es acerca de acompañar al cliente a diseñar futuro).
El espejo de aumento: como una lupa, el coach amplía las habilidades y logros del cliente, resaltando sus éxitos para construir confianza y motivación. Puede focalizar un aspecto posible de mejora, a veces con humor compartido (ejemplo: Entonces tu lápida dirá…) También puede amplificar algo que el cliente considera como un defecto, o una adaptación inadecuada, o una sombra. Es decir, agrandar la sombra para que se ría de sí mismo. En definitiva, el coach busca aceptar la imperfección, desdramatizando lo que ocurre.
El espejo del personaje: el personaje es aquello que estamos “representando” hoy, construido hace tiempo con los múltiples espejos de nuestro entorno. Cuando el coachee toma consciencia de que puede adueñarse de las riendas de su vida, se abren nuevas posibilidades. Asume que hasta ahora se dejaba llevar, repitiendo un viejo personaje que ahora resulta disfuncional con sus nuevos compromisos (ejemplo: ¿qué personaje soy y qué personaje elijo estar siendo de aquí en adelante?)
Suelo jugar con mis coachees a jubilar con agradecimiento al viejo personaje y dar la bienvenida al que elijo para mi futuro.
*Leer también El hotel de EEC para viejos personajes
El espejo de Alicia en el País de las Maravillas: similar al espejo de Alicia, el coach puede abrir puertas a nuevas perspectivas y posibilidades, desafiando algunas percepciones limitadas del cliente y fomentando la exploración. La declaración en una conversación con su espejo de testigo le abre nuevos mundos de posibilidad.
El espejo de cambio de forma: así como un espejo que cambia de forma en un parque de diversiones, el coach puede adaptarse a diversas situaciones y estilos de comunicación para satisfacer las necesidades individuales del cliente. (Ejemplo: invitar a reinterpretar creencias desde otras perspectivas, explorar la vulnerabilidad como poder y no como debilidad).
Un vestidor con 15 espejos: ¿y si tuvieras un vestidor con 15 espejos para mirarte desde todos los ángulos?
Cuando cocreamos tareas con el coachee para que busque feedback significativos entre sus relaciones no estamos haciendo otra cosa que multiplicar espejos en los cuales se pueda mirar. Disponer de más espejos permite no sobrevalorar sólo algunos.
El espejo del sistema: si te miras muy de cerca en un espejo, te verás solo a ti. Si te alejas del espejo podrás ver interacciones e interrelaciones en los sistemas de los que formas parte: la familia, el trabajo, las reglas, los compromisos. Cuando el espejo se aleja del cliente para mostrar otros actores implicados, que no habían sido tenidos en cuenta, aparecen posibilidades de conversaciones pendientes o incompletas con otros actores. ¿Cómo está incluida tu familia en tu próximo proyecto? ¿Qué otras alternativas estás viendo para tu equipo además de la que estás eligiendo?
Cuál es la trampa que el coach debe evitar
La trampa consiste en utilizar el espejo como arma arrojadiza contra el coachee: si lo que veo del cliente, lo digo como una certeza, transformo el espejo en un juicio.
El coach asume que la mirada que regala en su espejo es subjetiva y asume la responsabilidad sobre lo que trae, sin asignarle criterio de verdad.
Todo lo dicho es el 50% de la tarea de un espejo, el otro 50% es una simple pregunta: ¿te vale?, ¿te sirve?, ¿tiene esto sentido para ti?, tú ¿cómo lo ves?
Feedback sin validación o espejo sin validación vuelve a ser un juicio de certezas a evitar.
Espero que estos recursos hayan despertado tu curiosidad y te permitan amplificar tu presencia como coach en múltiples espejos, al servicio de acompañar y servir mejor a tus clientes.