Ser un coach profesional no tiene nada que ver con ser un coach de La Voz, un coach de baloncesto o un coach de moda. Estos perfiles se basan en dirigir e indicar lo que otra persona debe hacer.
El coaching profesional ejecutivo que practicamos es otra disciplina: un proceso estructurado, riguroso y avalado por estándares internacionales que ponen el foco en la conversación, la responsabilidad y el desarrollo de la persona.
Un coach profesional no da consejos
El coach profesional no trabaja desde el “yo sé más que tú”. Su función no es dirigir ni recomendar, sino acompañar a que la persona piense, elija, actúe y se responsabilice de su propio proceso.
Formula preguntas que abren posibilidades
Un coach profesional no pregunta desde el “por qué”, porque lleva a la justificación o al pasado. En coaching, la pregunta clave es para qué:
¿Para qué has hecho lo que has hecho?
Esta pregunta abre foco, futuro y responsabilidad.
Acompaña, no dirige
El proceso de coaching profesional se basa en caminar junto a la persona, nunca por delante.
Preguntas habituales:
- ¿Cuál es tu objetivo?
- ¿Qué recursos ya tienes?
- ¿Qué te está frenando?
- ¿Qué vas a hacer ahora?
El objetivo no es dar la respuesta, sino facilitar que la persona encuentre la suya.
Facilita foco, acción y avance real
Un coach profesional acompaña hasta que la persona:
- aclara su intención,
- centra el foco,
- se pone en acción,
- y avanza hacia el reto que quiere alcanzar.
Siempre desde la autonomía. Siempre desde la responsabilidad. Nunca desde la imposición.
En coaching profesional, la pregunta clave es para qué.
La pregunta “¿para qué has hecho lo que has hecho?” lleva a mirar hacia el objetivo de la acción, no hacia el motivo. Abre una perspectiva de futuro, permite asumir responsabilidades, observar consecuencias y clarificar los pasos siguientes.
Un coach profesional te acompaña a conectar con tu intención, centrar el foco, ponerte en acción y avanzar hacia el reto que te has propuesto.
Entre las preguntas que hace un coach profesional están:
- ¿Cuál es tu objetivo?
- ¿Qué recursos tienes para lograrlo?
- ¿Qué te impide conseguirlo?
- ¿Te vas a poner en marcha?
- Y te acompaña a responderlas.
El coach profesional certificado y ejecutivo te ofrece herramientas para que conectes con esa parte de ti que aún no conoces, para que aprendas a escucharte con amabilidad —e incluso con humor— y para que pongas todo eso al servicio de tus aspiraciones.
Nunca solo. Siempre acompañado.
Un coach profesional está formado, entrenado y evaluado
Un coach profesional ha completado un entrenamiento sólido que incluye:
- Horas de práctica real de coaching, tanto individuales como en grupo.
- Supervisión con coaches expertos, para revisar y mejorar la calidad de sus sesiones.
- Mentoring, centrado en afinar competencias y elevar el nivel profesional.
- Prácticas continuas con compañeros, recibiendo feedback en tiempo real.
- Evaluación académica, donde un equipo experto verifica si su forma de intervenir está alineada con el estándar profesional.
- Exámenes de desempeño, donde demuestra objetivamente su competencia.
Además, un coach profesional obtiene acreditación por ICF (International Coaching Federation), que exige formación, horas demostrables, supervisión, mentorías y un nivel de competencia verificado externamente.
Un coach profesional respeta el Código Ético y Deontológico de ICF
Un coach profesional se adhiere al código ético de ICF, que garantiza: confidencialidad, integridad, límites profesionales claros, respeto absoluto a la autonomía del cliente, responsabilidad en el uso de la metodología.
Y transfiere a terapia si es necesario
Dentro de estos límites profesionales, un coach profesional sabe identificar cuándo un proceso requiere atención terapéutica (por temas clínicos, emocionales o psicológicos que no pertenecen al coaching) y deriva con responsabilidad a un profesional de la salud mental.
Esto forma parte de la ética profesional: no invadir competencias que no corresponden.



