No hay dos mochilas iguales. En una excursión, a simple vista se ve que todas las mochilas son diferentes. Incluso, aunque puedan ser de la misma marca, modelo y color, tampoco son iguales. Pueden ser nuevas o viejas… Cada uno le trasmitimos una forma y un desgaste único. Tampoco es igual lo que llevan dentro.
Cuando alguien dice que lleva agua, sabemos que agua no es agua, agua es una botella grande de Fontvella, una pequeña de Bezoya o agua es la vieja cantimplora de aluminio. Lo que digo, ni el agua es agua.
En el viejo modelo de comunicación (emisor, receptor, canal y mensaje), la importancia se daba sobre todo al mensaje. Hoy, y en concreto desde la nueva mirada del coaching, ponemos el foco en la responsabilidad que tanto emisor como receptor tienen en el proceso de comunicación.
Yo soy solo responsable de lo que digo, no de lo que tú entiendes
Decimos que somos responsables de lo que uno dice y, además, tenemos la responsabilidad de verificar que lo que uno quiere decir es lo que el otro ha entendido. Esta nueva perspectiva nos lleva a preguntar a menudo: ¿me he explicado? antes que decir ¿me entiendes? Asumimos nuestra responsabilidad en el acto de verificar que el sentido que yo doy a mis palabras es lo que tú entiendes y a la inversa.
Por tanto, y refiriéndome a la frase de la imagen Yo soy solo responsable de lo que digo y no de lo que tu entiendes… Como coach no me basta con saber si llevas agua en la mochila, he de indagar para saber si es de 33 cl, o de 1,5 litros,de qué marca y si crees que es suficiente o si piensas que vas a pasar sed.
Quiero escucharte con mis oídos, con mis ojos y con mi corazón, para comprenderte y, de este modo, poder ponerme en tu lugar y estar siendo una posibilidad para ti al mostrarte que agua puede ser no solo tu agua.