Por Lydia Vidal. ¿Qué ocurre cuando lo que decimos no es lo que el otro entiende? Vivimos en mundos interpretativos: en cada conversación, cada interlocutor habla y escucha en función de su propia manera de ver el mundo e interpreta desde su propia experiencia y desde sus propias creencias.
La distancia entre la intención de lo que se dice y la interpretación que se hace de aquello que se dijo se puede volver insalvable si no somos conscientes de ello.
El lenguaje, en su naturaleza, no es tan lineal como pretendemos. Las palabras pueden evocar diferentes imágenes, emociones e incluso juicios dependiendo de la persona que las reciba. Lo que para uno puede ser una afirmación clara, para otra persona podría sonar a crítica, reproche o incluso una amenaza. Y ya sabemos, interpretar puede generar malentendidos, conflictos y barreras de comunicación que afectan la productividad y el bienestar de los equipos.
Entonces, ¿cómo podemos salir de este ciclo de interpretaciones y hacer que nuestras conversaciones, relaciones y resultados sean más efectivos y serenos?
El coaching ejecutivo para salir de mundo interpretativo
Las técnicas de coaching ejecutivo no solo se aplican durante una sesión formal de coaching, sino que son habilidades transferibles que cualquier persona puede incorporar en su día a día profesional.
- El primer paso para evitar que nuestras conversaciones exploten es ESCUCHAR… de una nueva manera. En coaching lo llamamos Escucha Empática y supone, para empezar, saber que escuchar no es algo pasivo, sino algo activo y mucho. Escuchar así significa estar presente para el otro, desde el cuerpo, sin dejar que nuestras propias suposiciones nublen lo que la otra persona está tratando de comunicar. Si cuando estás escuchando, hay una conversación interna paralela en tu cabeza, no estás escuchando. Para evitarlo, debemos escuchar con la exclusiva intención de comprender, no de responder.
- En una conversación es necesario también UTILIZAR EL SILENCIO de manera consciente. No interrumpir o no terminar sus frases, por ejemplo, nos da la serenidad para conectar con lo que el otro está diciendo. Y hacer una pausa después de que alguien habla permite otras dos cosas: por un lado, a quien habla, a que se escuche a sí mismo; por otro, a nosotros, procesar lo que hemos escuchado, reflexionar sobre nuestra interpretación y elegir la respuesta que queremos dar.
- Una vez que hemos escuchado, es importante COTEJAR lo escuchado. A veces, no estamos completamente seguros de si hemos captado el mensaje correctamente, o peor aún, a veces pensamos que sí lo hemos captado claramente. La única forma de confirmar si lo que hemos entendido es lo mismo que el otro quería decir es preguntando.
- El PARAFRASEO es otro recurso fundamental. Repetir lo que la otra persona ha dicho con nuestras propias palabras es una técnica que refuerza la comprensión mutua. Por ejemplo, «Lo que escucho que dices es…» no solo confirma que hemos escuchado bien, sino que también valida lo que la otra persona está sintiendo.
La vulnerabilidad como pilar de la comunicación efectiva
La vulnerabilidad no es solo la capacidad de reconocer nuestras limitaciones o miedos es también la capacidad de ser auténticos y abiertos. En el ámbito de las conversaciones, mostrar vulnerabilidad podría ser, por ejemplo, reconocer que no hemos entendido algo, que hemos perdido el hilo de lo que se decía, que nos está constando conectar con la necesidad del otro, que nos hemos sentido abrumados por algún comentario… y compartirlo.
Cuando aplicamos las técnicas del coach como la escucha activa, el cotejo o el parafraseo con una disposición vulnerable y reconociendo que el otro se comunica para cubrir una necesidad (aunque no siempre lo haga de manera efectiva) logramos reducir las barreras que a menudo nos impiden conectar de manera auténtica y mantener conversaciones fluídas que nos permitan, como consecuencia, generar confianza y coordinar acciones, por ejemplo.