Transformar la adversidad en inspiración es el motor detrás de la Libreta Solidaria de la Gratitud, una herramienta creada por Gemma Romaguera, coach de salud integrativa y quien comparte su testimonio como mujer que ha transitado por un cáncer de mama, con el objetivo de entrenar la gratitud mientras se apoya la investigación oncológica. Este proyecto es una invitación a conectar con lo positivo incluso en los momentos más difíciles.
¿En qué consiste la Libreta solidaria de la Gratitud?
El proyecto es mi forma de seguir plantando semillas en el jardín de la investigación oncológica para un futuro sin cáncer de mama. La Libreta Solidaria de la Gratitud nace del reconocimiento a quienes antes de mí plantaron esas semillas que hoy nos permiten estar vivas. Con esta herramienta sencilla pero poderosa, invito a entrenar la gratitud mientras contribuimos a una causa tan importante como la investigación científica.
¿Qué beneficios has encontrado que tiene la práctica de la gratitud?
La gratitud tiene un impacto profundo. Las personas agradecidas suelen ser más felices y estar más satisfechas con su entorno, sus relaciones y consigo mismas, experimentan mayor esperanza, optimismo y autoestima, lo que favorece su rendimiento en el trabajo y los estudios. Además, la gratitud está vinculada a relaciones más sólidas, un estilo de vida saludable, mejor descanso.
¿Qué has aprendido sobre el apoyo de los demás?
El apoyo cercano es esencial. Las personas que te acompañan con empatía, sin juzgar ni intentar solucionar, son un pilar que te da fuerza. En momentos difíciles, sentirte escuchado y querido marca una gran diferencia.
¿Qué dirías a alguien enfrentando un diagnóstico? ¿Y a un familiar o amigo?
A quien enfrenta un diagnóstico: da un paso a la vez, busca pequeños motivos para agradecer y permítete sentir todas tus emociones. A los familiares: estén presentes, escuchen sin intentar «arreglar» nada y sean un refugio de calma y cariño.
¿Cómo te ayudó el coaching en tu proceso?
El coaching me dio herramientas para gestionar emociones, mantener una mentalidad positiva y actuar con propósito. Puede ser clave para quienes enfrentan enfermedades graves, ayudándoles a enfocarse en lo que pueden controlar y encontrar fuerza en sus valores.
¿Es tu caso un ejemplo de resiliencia?
Sí, mi proceso me llevó a transformar una experiencia muy dura en una oportunidad de crecimiento personal. Elegí enfocarme en la gratitud y en cómo podía aportar valor a los demás, creando un proyecto que une mi historia con un propósito más amplio.
¿Cómo notaste el impacto de la gratitud en tu salud mental?
La gratitud me ayudó a mantener la calma, encontrar sentido incluso en los momentos difíciles y enfocarme en lo positivo. Fue una herramienta poderosa para reforzar mi resiliencia emocional y conectar con lo que realmente importa.
¿Qué te impulsó a compartirla con otros?
Doy gracias a que, antes del cáncer, ya había despertado conciencia sobre la importancia de cuidar nuestra mente, abrazar las emociones y atender el cuerpo. Ese trabajo previo me permitió afrontar el tratamiento (quimio, mastectomía, radioterapia) con mucha calma interior, poniendo la mente al servicio del cuerpo. Al compartir mis aprendizajes en redes sociales, vi cómo podía acompañar e inspirar a muchas mujeres en procesos similares. Esto me llevó a crear la Libreta de la Gratitud, una herramienta para ayudar a otros a transformar sus experiencias como yo lo hice.
¿Es la libreta solo para personas con procesos similares?
No, está diseñada para todos. Puede ser útil para cualquier persona que desee conectar con el presente, reflexionar y entrenar su mente en lo positivo. Recomiendo escribir tres cosas por las que agradeces cada día, creando un hábito transformador.
¿Qué sueñas lograr con esta iniciativa y qué legado quieres compartir?
Con este proyecto, sueño con inspirar a las personas a vivir con más gratitud y encontrar bienestar en su día a día. Mi legado es mostrar que, incluso en la adversidad, podemos descubrir motivos para agradecer y crecer. He aprendido que no deberíamos temer a la muerte, sino a no vivir la vida plenamente. Desde mi experiencia con el cáncer, cada día se ha convertido en un regalo que valoro profundamente.