En estos días, cuando hemos aceptado la limitación de nuestros movimientos y una retirada del espacio público en mayor o menor medida, muchos nos estemos planteando el concepto de libertad.
A mí, me ha hecho reflexionar sobre un concepto muy debatido a lo largo de la historia por todos los grandes y pequeños filósofos:
¿Estoy siendo libre en estos momentos?
Este es un tema también sobre el que trabajamos los coaches: cuando planteamos la distinción víctima-responsable estamos hablando del ejercicio de nuestra libertad, ejercicio que nace en nuestros pensamientos y se traduce en nuestras acciones.
Es el tema aún no resuelto. Mis decisiones son conscientes, lo que ya no es tan consciente es el motor que las impulsa.
¿Qué motor promueve mis acciones?
- ¿en qué he medida me he construido libremente?
- ¿he elegido ser el que estoy siendo?
- ¿puedo no ser yo?
El cerebro, nos dicen los neurobiólogos contemporáneos, “es un sistema autoorganizativo abierto”. Y nos recuerda Conte-Spoville: “solo soy con la condición, ciertamente paradójica, de poder no ser lo que soy y ser lo que no soy, con la condición pues de elegirme absolutamente a mí mismo".
Una elección, una posibilidad
La libertad es la posibilidad de elegir y elegir es tanto el acto supremo como la tragedia de la vida dado que en cada elección se desechan todas las otras posibilidades. Ahora bien, ya que se trata de elegir, conviene elegir siempre aquellas opciones que te posibiliten luego un mayor número de opciones posibles. En definitiva, elige aquello te abre a los demás, no lo que te encierra en ti mismo.