Por Lydia Vidal. Hay intención en la pregunta que titula este post, y que podría haber sido «¿se puede ser feliz trabajando?». Pero, como se intuye en «¿cómo ser felices trabajando?», nuestro punto de partida es dar por hecho que sí, efectivamente, sí podemos ser felices trabajando (incluso nada más volver de las vacaciones) y que lo único que nos falta por saber es el método, el camino y el proceso para lograrlo.
Siento que la vuelta a la rutina es un buen momento para replantearnos cómo nos relacionamos con lo que hacemos y cómo hacerlo para que nos resulte agradable… el mayor tiempo posible.
Una de las maneras de ser felices trabajando podría ser la de entrar en estado de Flow, esa sensación que tenemos cuando estamos tan concentrados en una actividad que el tiempo parece desaparecer, el esfuerzo se siente natural y la mente fluye sin resistencia.
Este concepto de flow, desarrollado por Mihaly Csikszentmihalyi, psicólogo y pionero en el estudio de la felicidad y la experiencia óptima, ocurre cuando nuestras habilidades y el reto al que nos enfrentamos están en equilibrio. No es ni demasiado fácil (nos aburriríamos), ni demasiado difícil (nos frustraríamos), sino que está el punto exacto en el que trabajamos con atención plena, claridad y disfrute.
Todos hemos sentido flow alguna vez: cuando estamos tan inmersos en una tarea que perdemos la noción del tiempo, nuestra concentración es absoluta y todo parece fluir sin esfuerzo. Nos ha podido pasar haciendo deporte, pintando o tocando un instrumento.
La pregunta que se hizo Csikszentmihalyi ¿qué nos hace realmente felices? nos sirve hoy para la pregunta ¿cómo ser felices trabajando?
¿Cómo sería nuestro día a día si todo lo que hiciéramos nos llevara a un estado de flow?
Csikszentmihalyi descubrió que la felicidad no está ligada a tener menos problemas, más dinero o mejores condiciones externas. En sus estudios, entrevistó a personas de perfiles muy distintos: desde ejecutivos hasta artesanos, monjes, cirujanos, músicos y atletas de élite y encontró un patrón: flow.
Descubrió que no importaba tanto qué hacían, sino cómo se relacionaban con lo que hacían: las personas que reportaban sentirse más felices y realizadas eran aquellas que lograban entrar en estado de flow con frecuencia.
Personas que realizando trabajos sencillos e incluso repetitivos como cocinar, pintar, escribir, resolver un problema técnico, entrenar o enseñar sentían que no solo cumplían con sus tareas, sino que les brindaban oportunidades para aprender, crecer y conectar con su propósito.
8 condiciones clave para entrar en flow y ser felices trabajando
Como detalla Csikszentmihalyi, el flow no es fruto del azar: ocurre cuando nuestras habilidades y los retos que enfrentamos están en equilibrio y se dan ciertas condiciones. El experto identificó ocho elementos clave:
- Objetivos claros: saber exactamente qué hacer en cada paso.
- Feedback inmediato: recibir señales rápidas sobre cómo avanzamos.
- Equilibrio entre desafío y capacidad: el reto es estimulante, pero alcanzable.
- Atención plena: la concentración está totalmente dirigida a la tarea.
- Desconexión de lo externo: el entorno deja de importar.
- Sensación de control: sentimos que manejamos la situación.
- Desaparición del ego: nos olvidamos de nosotros mismos.
- Transformación del tiempo: las horas parecen minutos.
Es decir, que el psicólogo encuentra que todos podemos entrenar nuestra mente para entrar en flow más a menudo: aprendiendo a enfocarnos, retarnos y conectar con nuestras habilidades no importa cual sea la tarea.
Así, en el contexto laboral, comprender y practicar estos principios puede cambiar la experiencia del trabajo y acercarnos a esa sensación de estar felices trabajando.
Cuando aprendemos a enfocar nuestra atención y conectar con nuestras tareas, la motivación aumenta, la creatividad se expande y el sentido de satisfacción crece. Como afirma Csikszentmihalyi, «cuando una persona organiza su conciencia para experimentar el flow con frecuencia, la calidad de su vida empieza a mejorar».
¿Puede aplicarse el flow en los equipos?
En Flow: The Psychology of Optimal Experience (1990), Csikszentmihalyi se centra principalmente en la experiencia individual del flow: cómo se activa, qué condiciones lo generan y cómo impacta en la felicidad personal.
Lo que Csikszentmihalyi sí menciona es que el flow puede surgir en contextos sociales, por ejemplo, en deportes de equipo, conciertos o entornos de trabajo colaborativo.
Fueron otros investigadores quienes posteriormente acuñaron la expresión «team flow»: Rijn Vogelaar y Jef van den Hout amplían la teoría para averiguar cómo los equipos pueden experimentar el flow de manera conjunta, lo que potencia la colaboración, la creatividad y el rendimiento colectivo.
Lo mismo que el estado de flow no aparece de forma espontánea en los individuos, también en los equipos han de darse ciertas características y condiciones. En concreto, los expertos identifican siete condiciones fundamentales.
7 condiciones previas para el team flow:
- Ambición colectiva: Motivación intrínseca compartida para trabajar juntos hacia un propósito común.
- Objetivo común: Metas claras y significativas para todos los miembros.
- Metas personales alineadas: Objetivos individuales que se complementan y contribuyen al objetivo común.
- Integración de habilidades: Distribución de tareas según las fortalezas y competencias de cada miembro.
- Comunicación abierta: Intercambio constante y transparente de información.
- Seguridad psicológica: Ambiente donde los miembros se sienten seguros para expresar ideas y cometer errores.
- Compromiso mutuo: Responsabilidad compartida y dedicación al éxito del equipo.
Entrar en estado de flow no es un lujo ni un accidente: es un camino para conectar con lo que hacemos, disfrutar del proceso y desarrollar nuestro potencial. En el trabajo, esta experiencia transforma tareas rutinarias en oportunidades de satisfacción; a nivel personal, nos ayuda a enfocar nuestra atención, encontrar propósito y mejorar nuestra calidad de vida.
Como dice Csikszentmihalyi, la felicidad depende de cómo vivimos cada experiencia, y entrenar nuestra conciencia nos acerca a vivir con plenitud, motivación y sentido.