Tenenemos la oportunidad de ver al país (desde el individuo particular hasta las más altas instituciones), remando juntos para conseguir un objetivo común. Algo que creo muy necesario y deseable y, a la vez, muy ausente. Algo emocionante y bello también.
Una oportunidad para conocer y valorar el músculo con el que contamos como país, cuando sumamos fuerzas en una misma dirección.
Una oportunidad para agradecer y dar reconocimiento a todos y cada uno los que están poniendo su compromiso y esfuerzo para sumar en este reto de superar la pandemia, cada cual desde su capacidad y ámbito de actuación: como personas individuales, como profesionales, como organismos e instituciones políticas y empresariales.
Las evidencias que sustentan estas observaciones podemos verlas en todo el espectro de la sociedad:
- en el esfuerzo, o mejor, sobreesfuerzo de los profesionales de la salud y de las instituciones sanitarias para prevenir, atender, aliviar y sanar a las personas, al punto de arriesgar su propia salud.
- en las declaraciones y discursos de los políticos y en las decisiones y medidas que están tomando, que reflejan que hay trabajo colaborativo y mirada enfocada en el objetivo mayor y común.
- en el ámbito empresarial, que secundan y toman medidas que reflejan compromiso con el reto global de prevenir, cuidar y proteger la salud de sus trabajadores y clientes, proveedores.
- a nivel social, familiar, particular: personas que respetan las normas y sugerencias: mínimas salidas, distancias, higiene, etc..
Finalmente, tenemos la oportunidad, si cabe la más importante, para reflexionar sobre lo verdaderamente importante para la vida y para las personas a futuro y para identificar qué otros fines comunes podríamos conseguir de acometerlos con este músculo que nos da la fuerza sumada de todos. Podemos aprovechar la oportunidad de tomar conciencia de que en ellos también nos va la vida y que sin ellos se nos puede ir la vida.