'Lou’, el corto sobre bullying que Pixar ha estrenado este 2018, me ha permitido entender mejor esta forma de acoso. Lejos de quedarse en la conducta, el cortometraje profundiza, en solo tres minutos, en las causas y ofrece alternativas para el futuro.
En el corto observamos que el acosador lo es porque él mismo ha podido sufrir acoso o lo ha visto en otros. Es decir, que ha podido aprender una conducta que inicialmente no estuviera en su “disco duro”. Si bien puede haber otras muchas causas que hagan que un niño acose, en esta historia se presenta a un niño, que siendo muy pequeño, sufre la pérdida de su juguete favorito. Un sufrimiento en su infancia más temprana que él termina replicando en otros.
En este corto, lo que se roban son juguetes, pero pueden ser robados sentimientos: seguridad, autoestima, alegría…
Atención a los primeros años
Es importante que, en los primeros años de una persona, no dejemos espacio a las conductas dañinas hacia uno mismo o hacia otros, ni tampoco que observe ejemplos de este tipo de conductas por parte de personas cercanas. Una vez salvados estos primeros años, las probabilidades de que el niño se convierta en acosador descienden. Y digo descienden, porque la probabilidad cero no existe.
Siguiendo con la historia de ‘Lou’, es la conexión con el primer juguete, con la pérdida, la que motiva al acosador a devolver los juguetes de sus compañeros, aunque él no los valore y sólo le importe su propio juguete perdido.
El efecto de la compasión
En esta acción de corregir su conducta surge otro aspecto importante: la reacción del acosador cuando recibe un abrazo. Su cara de sorpresa lo dice todo: este niño acosador no imaginaba la opción de recibir un abrazo. Para su violencia, solo esperaba violencia.
Es importante este aspecto, de cara a abordar un caso de acoso, la utilidad del uso de la compasión, la empatía, la escucha… Aunque la impotencia que sintamos haga que nuestro primer impulso sea utilizar la violencia, la violencia no genera más que violencia.
Cuando un niño está gritando, enfadado, con rabieta, no hay nada mejor que acariciarle, entenderle, hablarle en voz baja. Si utilizamos los gritos o las amenazas de castigo, lo único que conseguiremos es enrabietarlo más. Lo primero, es rebajar la intensidad del enfado. Después, ya vendrán las conversaciones sobre la conducta no deseada.
Otra bonita metáfora que encuentro en el corto es la unión de todos los juguetes, que juntos y en movimiento, pueden hacer frente al acosador. Esto es también importante si hay varios destinatarios del acoso, el beneficio de actuar en conjunto y con un objetivo común. Sin violencia, la acción del conjunto (los juguetes unidos) consigue que el acosador evalúe su conducta y pueda corregirla, restaurando lo robado a los otros niños.
Claves para la resolución de situaciones de acoso escolar que observo en el cortometraje:
En relación a las causas:
1. Encontrar aquello que permita que el acosador conecte con lo que para él tiene valor y ha podido suponer una pérdida.
En relación con la resolución:
2. La violencia genera violencia. No se puede atajar una situación de acoso con las mismas herramientas que utiliza el acosador, lo que no significa que no haya que ser firme en las actuaciones con él.
3. La actuación conjunta ante el acoso casi siempre es más efectiva.
En relación con el futuro:
4. Crear un nuevo modo de estar después de una situación de bullying es posible y puede estar reforzada por aprendizajes tanto para los acosadores, como para los acosados. Y esta posibilidad va a depender mucho de que seamos capaces de tener un sentimiento de compasión por el acosador, cuidando a los acosados.
Esperemos que cada vez sean menos los “Lou” en los centros educativos y que estos sean un lugar de aprendizaje, encuentro y diversión para nuestros adultos del futuro.