Una empresa saludable o sana es, en mi experiencia, aquella en la que al finalizar la jornada laboral cada una de las personas que la componen puedan tener la clara convicción de que cada día han hecho lo mejor que han podido. Por Silvia Guarnieri, socia fundadora de la EEC y coach MCC desde 2003.
Una empresa saludable sería la que es capaz de sanar el alma de las personas que trabajan en ella. Y en este sentido, antes de avanzar, me gustaría hacer una distinción entre sanar y curar. Se cura a quien está enfermo y, por tanto, necesita de alguien experto en el arte de curar. El sanar (como sí podría hacer una empresa) tiene, para mí, un sentido más integral. Una empresa puede ser saludable de muchas maneras:
1. Atendiendo a la diversidad.
Integrando las habilidades de cada una de las personas y buscando el lugar en donde puedan desarrollarse más o aportar más valor.
2. Poniendo sobre la mesa todas las conversaciones.
Conversando acerca de lo que no se conversa: buscando espacios de discusión, de negociación o de análisis en donde las partes involucradas puedan dialogar.
3. Generando inteligencia colectiva a partir del feedback positivo.
Dando reconocimiento para poner en valor lo que mejor le sale a cada uno y poder así replicar o repetir el comportamiento productivo.
4. Desde la confianza en uno y en los demás.
Liderando desde la vulnerabilidad, mostrando que no tenemos todas las repuestas y dejando espacio para la creatividad de nuestros colaboradores.
5. Respetando nuestras creencias
Apoyándonos en los valores en los momentos de dificultad para poder encontrar la coherencia en nuestros actos. Las empresas saludables son empresas en donde se pude conversar sobre lo que es difícil conversar.
La madurez y efectividad de una persona o una empresa depende de la cantidad de conversaciones difíciles que estemos dispuestos a asumir. ¿De qué manera se esfuerza tu empresa por ser saludable? ¿Qué otras iniciativas o estrategias conoces o practicas tú?