1. ¡¡Felicidades, Isabel!! ¿Cómo te sientes ahora? ¿Qué supone para ti ser MCC?
¡Gracias! Obtener esta acreditación ha supuesto para mí el reconocimiento a un largo recorrido que comenzó hace muchos años, cuando me encontré “por casualidad” con el apasionante mundo del coaching. Ha sido un camino lleno de dedicación, perseverancia y mucho aprendizaje.
2. ¿Qué destacarías del camino hasta llegar a ser MCC?
Destacaría que, a lo largo del camino, inevitablemente surgen dudas y obstáculos y que ante ellos siempre es posible seguir creyendo, perseverar y confiar en nuestra capacidad de avanzar hacia nuestras metas y propósitos. Cuando miramos nuestro recorrido con una mirada más amplia, descubrimos que de los momentos más difíciles surge una fuerza interior que quizá desconocíamos.
3. ¿Qué ha sido lo más difícil en tu carrera como coach? ¿Lo más bonito, lo mejor?
Lo más bonito, sin duda, es la relación y el vínculo que se genera con los coachees. Poder ser testigo en cada sesión de la capacidad que tenemos las personas de aprender, crecer, ir más allá y transformarnos es un privilegio.
No sé si hablaría de «difícil», pero sí del lugar donde más conecto con mi propia vulnerabilidad: resonar emocionalmente con la persona cuando emergen emociones que no siempre son placenteras, que tienen un sentido profundo aunque a veces cueste transitarlas y que vienen a mostrarnos algo importante. Acompañar experiencias de insatisfacción, enfado, temor, dolor o tristeza es parte de lo más humano del coaching y, a pesar de su dificultad, también es profundamente bello.
4. ¿Qué has aprendido en este proceso? ¿Qué sabes ahora, como MCC, que no sabías antes?
Este proceso ha reforzado mi convicción de que tiene un gran sentido formar parte de una comunidad que revisa los estándares profesionales y reflexiona sobre la ética del coaching. Esta mirada compartida contribuye a que la práctica profesional se sostenga en competencias y principios éticos sólidos y nos ofrece un marco desde el cual revisar nuestra actuación. Pararnos a reflexionar y revisar nos permite identificar por dónde seguir creciendo.
5. ¿Qué te permite el MCC?
En primer lugar, me permite celebrar un reconocimiento que me aporta alegría y satisfacción, un alto en el camino para honrar lo vivido. En segundo lugar, me invita a seguir avanzando en este camino con mayor claridad, responsabilidad y profundidad.
6. ¿Para qué coaching hoy?
Para reconectar con nuestra capacidad de seguir aprendiendo. Para revisar nuestras perspectivas internas, ser más conscientes de nuestras emociones, pensamientos y hábitos, y desarrollar una mentalidad de crecimiento. También para identificar nuestras necesidades e ilusiones y soltar aquello que ya no nos sirve en el camino.
7. ¿Cuál te gustaría que fuera tu legado como coach?
Me gustaría inspirar, tanto en el aula como en las sesiones individuales, a mirarnos con más empatía y a vernos más grandes de lo que creemos hoy. A cultivar un diálogo interno que genere bienestar, comprender mejor por qué actuamos como lo hacemos y honrar nuestra historia para poder soltar y transformarnos en aquello que es significativo para nosotros.
Deseo dejar mi granito de arena en forma de humanidad, confianza y alegría; que las personas se vean más capaces de avanzar hacia lo que para ellas tiene sentido.



