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Pasión, rabia, tristeza: cómo aumentar la consciencia y la inteligencia emocional

Como coaches, somos conscientes de la importancia del trabajo que realizamos con el cuerpo y con las emociones, de la necesidad de adentrarnos en el universo emocional propio, en el trabajo del autoconocimiento, y en el del cliente, para mostrarle primero cuál es la emoción que está teniendo y para acompañarle después a la emoción más apropiada para lograr sus objetivos. 

Aumentar la consciencia acerca de lo que nos pasa biológicamente cuando nos emocionamos permite entender mejor lo que nuestro cuerpo nos quiere comunicar.

En este post, hacemos un repaso de emociones que nos son comunes, algunas de las cuales hemos analizado, desgranado y estructurado en el programa Conem, que permite al coach transitar por estos estados emocionales: pasión, alegría, amor, tristeza, miedo, sorpresa, confianza y rabia.

 

Pasión

Pulsión, motivación, arranque. La idea de pasión está unida a hacer aquello que nos hace vibrar, lo que da sentido a nuestra vida. Podemos tener la suerte de nacer apasionados por algo o tener que aprender a apasionarnos con lo que nos toque vivir. 

Buscar las fuerzas impulsoras que nos llevan a generar nuestra propia visión conectados con el deseo y dar mayor relevancia a nuestro propio criterio. “Haciendo” es la forma en que, los que no somos elegidos para la gloria (aquellos que han nacido con un pasión bien clara: bailarían, músico, etc.) nos conocemos a nosotros mismos y damos rienda suelta a nuestra pasión. 

El coaching nos pone todo el tiempo en la encrucijada de preguntarnos para qué estamos, con quién queremos conectarnos, cómo queremos vivir. Encontrar aquello que nos apasiona implica hacernos buenas preguntas y dejar que aparezca lo que tenga que aparecer

 

Alegría

La importancia de la alegría “porque si”. Por miedo a hacer el ridículo o a parecer menos profesionales o menos inteligentes, trivializamos la alegría sin darle la verdadera importancia que tiene en nuestra biología y también en nuestras relaciones.

La alegría nos vincula, nos da salud, nos da la fuerza para generar futuro. Exploraremos la liviandad, la importancia de la celebración, la gratitud como una actitud generadora de alegría y el sentido el humor como facilitador del aprendizaje

 

Sorpresa

La sorpresa nos conecta con la curiosidad y con la capacidad de asombro, de vivir las cosas como si fuera la primera vez. Si nos dejamos embargar con la emoción de la sorpresa, prestamos mayor atención a las cosas y esto nos permite percibir más claro y aprender mejor.

A veces la sorpresa nos provoca estrés e inestabilidad emocional y, por ello, la evitamos. En cambio, si nos dejamos sorprender, contribuimos a encontrar más recursos para crecer y flexibilizarnos frente al aprendizaje.

 

Amor

El fin último de todas las cosas que hacemos es conseguir el amor del prójimo y el amor por lo que uno mismo hace o aporta al conjunto. Amamos lo que valoramos y conocemos, y conocemos lo que amamos. Si no nos sentimos amados, no nos sentimos reconocidos.

Reconocer el amor en los vínculos que generamos y en las diferentes formas en que el amor se manifiesta.

Orgullo y dignidad: las líneas rojas para obtener el cariño.

 

Rabia

La rabia puede ser dañina. Sin embargo, es el motor de la creación. Los mismos estados emocionales en diferente grado o intensidad pueden ser funcionales o disfuncionales, según nos permitan generar respuestas o nos dejen a merced de nuestros impulsos más primitivos.

Normalizar la rabia como una emoción empoderante puede darnos el valor y el coraje necesario para cambiar nuestros comportamientos.

La rabia está conectada con la dignidad y hace que nos respetemos a nosotros mismos, que planteemos nuestros límites y que los demás lo respeten. La energía que supone vivir en la rabia o se encauza y construye, o termina siendo autodestructiva. 

 

Tristeza

No siempre nos permitimos pasar por la tristeza. Pasamos de la pérdida de algo valioso a imaginar que no pasó nada. Nos anestesiamos y pasamos página lo más rápido posible. La tristeza tiene mala prensa. Sin embargo pasar por la tristeza es la forma de aceptar la pérdida como parte constitutiva de los procesos vitales y es la que nos permite encontrar un nuevo sentido a la vida.

 

Confianza

¿Es un juicio o una emoción?

Entrenamos la confianza como antídoto a los miedos o las creencias sin fundamento. Reparamos la autoestima desde las pequeñas acciones, afrontando las situaciones y no renunciando a nuestros sueños. 

Entrenar la pérdida de control para generar mayor confianza y a la vez dejar espacio para permitir el crecimiento de los demás. 

 

Miedo

Tenemos miedo cuando imaginamos una posible pérdida en el futuro o cuando estamos en una situación que consideramos de riesgo. Muchas veces tenemos miedo de cosas que nunca van a ocurrir. Y a la vez, la vida nos muestra que ocurren cosas que, desde el punto de vista del pasado, no hubieran tenido por qué ocurrir. La norma es lo no predictivo. La sabiduría está en saber moverse en escenarios de incertidumbre.

Entre los miedos más comunes encontraos por ejemplo el miedo a tomar una decisión, miedo a que las oportunidades no lleguen, miedo a no gustarle a todo el mundo, miedo a que la gente no esté de acuerdo con lo que decimos, miedo a que no ser entendidos, miedo a discrepar, a no ser queridos o aceptados, a no tener nada que ofrecer, etc

 

Confianza

Miedo

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