El lenguaje es el motor del cambio
Si todos podemos ser el origen del cambio que necesitamos o que demanda nuestro entorno. Si todos tenemos la capacidad de provocar grandes cambios a nuestro alrededor realizando pequeños cambios en la dirección adecuada. ¿Qué recurso nos está faltando para hacerlo?
Tan complicado y tan sencillo como nuestras habilidades relacionales. Es crucial entender que la capacidad para establecer una relación se encuentra en la comunicación y que ésta, a su vez, está sustentada en la herramienta del lenguaje.
El liderazgo está en el lenguaje
Concebir el liderazgo como lingüístico obliga a revisar las creencias colectivas y personales, a diseñar conversaciones efectivas de acción y a mantener conversaciones para las declaraciones pertinentes.
Esta idea hace evidente la utilidad de revisar las conversaciones que estamos teniendo o las que están faltando en nuestra organización y, así, identificar las acciones que estén alineadas con el cambio y el objetivo.
Metodología de aprendizaje
Si el cambio pasa por aprender habilidades relacionales, es crucial la metodología empleada para aprender. Las habilidades conversacionales para trabajar las relaciones se aprenden a través del aprendizaje informal y también, aunque a muchas organizaciones les cueste creerlo, del aprendizaje formal.
No siempre para provocar un cambio en las relaciones hay que recurrir a la suerte, a la intuición o al libre albedrío del interesado. En cuestión de habilidades relacionales aprendemos por imitación. Imitamos comportamientos de las personas que consideramos más capaces, de las que admiramos. Convertimos en modelos de referencia a personas que nos vamos encontrando, y que, curiosamente, ni siquiera son conscientes de la influencia que ejercen. Y, sin embargo, deberíamos ser conscientes del poder real que tenemos para ejercer cambios en nuestro microentono, cambios que nos llevarán al fin más ambicioso que nos podemos plantear.
En cuanto marco formal para este tipo de aprendizaje, en EEC es una realidad que hemos logrado a partir de una formación de coaching que, obligatoriamente, ha de ser experiencial. Sólo a través de la experiencia garantizamos la incorporación de las nuevas habilidades y el aprendizaje a largo plazo.
El poder de la conversación
En definitiva, para provocar un cambio en nuestro entorno podemos empezar por modificar nuestras habilidades relacionales, algo que ya sabemos podemos aprender a hacer y que además podemos entrenar.
Empecemos, pues, por observarnos en el modo en que conversamos, revisemos nuestro modo de escuchar, hagamos aflorar las conversaciones que no tuvimos pero que influyen en el modo en que nos relacionamos e identifiquemos todo esto con el fin de de provocar un movimiento a futuro.
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