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Cómo despertar nuestra vulnerabilidad anestesiada nos abre posibilidades en la vida

Mamen Sánchez-Quiñones
Executive Coach por EEC
PCC por ICF

Hemos estado viviendo en una “cultura narcisista” íntimamente ligada a la “cultura de la escasez” y que según Brené Brown, experta en el concepto de vulnerabilidad, se caracteriza por vivir en vergüenza, comparación y desconexión.

  • Vergüenza a ser personas corrientes, a que no se fijen en mí, a no ser digno de… ¿Cuántas veces se utiliza el miedo al ridículo y el menosprecio para manipular?
  • Comparación y sentir que nunca tengo lo suficiente, nunca hago lo suficiente, nunca soy lo suficientemente bueno, perfecto, exitoso… ¿Cuántas veces nos comparamos y clasificamos al otro abierta o encubiertamente?
  • Desconexión como consecuencia de lo anterior que, en muchas ocasiones, nos hace aislarnos, sentirnos solos y vacíos.

¿Cuántas veces evito compartir ideas y experiencias por no correr el riesgo de qué pensarán los demás o no sentirme escuchado?

Esto es resultado de un pensamiento y una actitud que tenemos tan interiorizados que ni nos cuestionamos y que causa tantos celos, envidias, prejuicios y discusiones.

En este contexto de falsas seguridades, donde creíamos tener todo bajo control, de repente nos vemos fuera de nuestra caja de comfort. El Coronavirus ha conseguido lo nunca visto: el Planeta, en sentido literal, unido en la lucha contra un enemigo común.

De golpe, la gran mayoría de las personas hemos tomado consciencia de nuestra vulnerabilidad anestesiada.

Lo sorprendente es que, precisamente en este momento en que interiorizamos mejor cuán vulnerables somos, cuando el desconocimiento, el miedo a lo desconocido y la incertidumbre nos invaden, ¡es cuando está aflorando la solidaridad a raudales!

Nos estamos permitiendo sacar lo más valioso de cada uno, mostrarnos genuinos, dar la mejor versión de nosotros mismos y atrevernos a ser ¡auténticos!

¿Para qué sirve la vulnerabilidad?

Realmente, ¿éramos conscientes de todo el amor que somos capaces de dar? ¿Qué relación tiene esto con la vulnerabilidad? Ser vulnerable es ser susceptible de ser herido, es riesgo, es incertidumbre, es exponer las emociones.

La vulnerabilidad es valor y autenticidad

Cuanto más abrazo mi Vulnerabilidad, cuanto más acepto mi imperfección, más me permito ser yo misma y conectar con el otro.

Cuando, a pesar de la vergüenza de ser juzgado, del miedo a la exclusión, de mi ego que me sitúa por encima de los demás me atrevo, corro riesgos y pido ayuda, declaro que no sé, cuando amo, cuando pongo límites, cuando opino, cuando dejo que decida el otro, cuando perdono y pido perdón… cuando me muestro vulnerable, más me estoy acercando al otro y conectando con él.

En mi vulnerabilidad está mi fortaleza: al atreverme mi valor crece y crece la confianza en mi relación con los demás.

  • ¿Cuánta confianza necesito para tener el valor de decir lo que siento y mostrar mis emociones?
  • ¿Confianza para hacerme vulnerable o hacerme vulnerable para crecer en confianza?

¿Cómo abrazar mi vulnerabilidad?

No nos suele gustar hablar de ella porque la hemos rodeado de un halo de creencias que nos impiden ver realmente su valor y la asociamos más a emociones que no nos agradan tanto como la tristeza, el miedo, la vergüenza, etc; sin embargo, la Vulnerabilidad es la puerta de entrada también a emociones como el amor, el valor, la autenticidad y la esperanza.

Veamos posibles frenos que pueden estar limitando nuestra exposición emocional: “Sensible o vulnerable, es lo mismo”: esta igualdad no parece ser exacta. No basta con ser sensible (“tener la capacidad de sentir”), para conectarnos con los demás es necesario dar un paso más y atrevernos también a exponernos emocionalmente.

En otras palabras: la vulnerabilidad lleva implícita la sensibilidad

“Ser vulnerable es ser débil”: creer esto es tanto como afirmar que sentir y emocionarse, algo innato al ser humano, y conectar con el otro, una de las necesidades básicas, implica debilidad. Precísamente suele ocurrir lo contrario, que la debilidad derive de una falta de vulnerabilidad.

“La vulnerabilidad no va conmigo”: “ser vulnerable” no es opcionable, yo no puedo optar por excluir el riesgo, la incertidumbre y las emociones de mi vida. Sí puedo, sin embargo, gestionar mi respuesta y decidir “hacerme vulnerable o no” y gestionar la respuesta ante la emoción.

¿Qué es lo que hace que admire la vulnerabilidad en el otro y no la mía?

“La vulnerabilidad es pasarse de la raya”: no se trata de exponerse sin límites y sin tener en cuenta el marco sistémico.

La vulnerabilidad sana es la que va generando poco a poco confianza y de forma recíproca. “Yo puedo por mi cuenta”: para aprender a hacerme vulnerable y atreverme es muy probable necesitar una ayuda.

A veces, el atrevimiento más importante es pedir ayuda sin pensar que nos pueden juzgar. “Ser vulnerable es como quejarse”: la queja es una emoción poco productiva como tal, la vulnerabilidad, sin embargo, nos habla de acción, de asumir el riesgo y atreverse.

¿Qué está en mi mano para sostener este halo de amor y autenticidad cuando esto pase?

Llegados a este punto, puede uno cuestionarse: hacerse vulnerable y ser auténtico para tener valor y atreverse está muy bien pero, ¿para qué?

Aceptar la vulnerabilidad es el primer paso hacia la esperanza pero ésta, como “estado de ánimo basado en expectativas” que es, por sí sola no es suficiente, hace falta ponerse manos a la obra y accionar. Personalmente, esto es lo que yo llamo:

Esperanza Inteligente: deseo anticipado más acción.

Pues bien, desde esta emoción de la Esperanza Inteligente, desde el deseo de darle a todo esto que estamos viviendo un sentido positivo y constructivo, yo quiero abrazar mi vulnerabilidad, mi imperfección y mi autenticidad y, aún a riesgo de no conseguirlo, de equivocarme, de ser juzgada, de los miedos que me puedan aflorar, de la vergüenza que pueda sentir en ocasiones … aprovechar el impulso que estamos viviendo y apostar por hacer de mi mundo más cercano un mundo mejor.

  • ¿Qué me está impidiendo ser auténtico?
  • ¿Qué me estoy perdiendo por no atreverme?
  • ¿Qué se pierden los demás?
  • En qué medida estoy permitiendo al otro hacerse vulnerable?

 

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