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CINCO PISTAS PARA QUE NO TE AMARGUEN LAS FIESTAS

Rosa Barriuso
Executive Coach MCC por ICF

Estas Navidades, disfruta del tiempo de los tuyos, deja de lado el estrés y evita engancharte las discusiones familiares.

1. Para pasárselo bien y agradar a los demás hacen falta especialmente dos habilidades: la empatía y la asertividad.

La empatía nos permite conectar con las personas que nos rodean y, así, entender mejor sus motivaciones y necesidades. Sin empatía es difícil crear relaciones donde los demás se sientan cómodos con nosotros. Ayuda a que podamos caer bien, porque los demás se sentirán importantes a nuestro lado. Además, la asertividad nos permite estar más presentes en nuestras conversaciones, porque conectamos con lo que sentimos y lo que pensamos en tiempo real. Así, podremos elegir mejor la respuesta que recoja nuestros intereses, sin desdeñar las necesidades de los demás. Ayuda a presentar con seguridad nuestras opiniones dejando abierto el espacio a las opiniones ajenas. Ser empáticos y asertivos en un evento navideño nos puede ayudar a mostrar una imagen segura y cercana de nosotros mismos.

2. Comprar regalos y planificarse no tiene que ser estresante.  

Abordar esta tarea desde la ilusión y el disfrute es la actitud precisa para garantizar un mayor éxito en nuestros regalos. También es importante pensar en lo que puede desear la otra persona y no tanto en lo que nos gusta a nosotros. ¿Qué quiero agradecerle este año? Regalar para agradecer es también una actitud que nos permitirá pensar en la otra persona con mayor generosidad y nos ayuda en la elección.  

Ir al establecimiento sin una idea clara nos puede llevar a comprar sin sentido y luego arrepentirnos. Lo mejor: hacer una lista de nuestras elecciones un mes antes y conforme vayamos encontrando lo que buscamos ir comprándolo, así lograremos vivir esta tarea con mayor eficacia e ilusión durante más tiempo.  No nos olvidemos de las organizaciones sin ánimo de lucro, que ofrecen objetos para regalar y así podremos conseguir una mayor satisfacción en esta tarea, al actuar también de una manera solidaria.

3. En las reuniones familiares, evita los conflictos.

En las reuniones familiares es habitual que surjan las mismas rutinas en las relaciones y en las conversaciones. El rol que desempeñamos en ese sistema forma parte de un juego que nos trasciende como individuos. Sabiendo esto, primero podemos decidir cual es nuestro objetivo en la reunión y que éste se convierta en nuestra referencia en la reunión, especialmente en los momentos en que puedan surgir discrepancias.

Recordar que vengo a pasarlo bien y ser fiel a ello a pesar de lo que busquen los demás, puede ayudarnos a superar las situaciones conflictivas. Nadie puede herirnos sin nuestro consentimiento. Entender que lo que los demás dicen tiene que ver con ellos, nos libera del peso de la reacción a sus palabras. Decir de forma asertiva lo que pienso y lo que siento, es una elección y no una reacción al otro y nos ahorra entrar en un conflicto que no deseamos. Caer bien, no depende de nosotros y puede crear inseguridad. Sin embargo, de nosotros sí depende ser respetuosos, o recurrir al humor para animar el ambiente, o escuchar más, o evitar la confrontación. Si nos centramos en lo que sí depende de nosotros, seremos más efectivos en nuestra interacción.  

En el ámbito familiar, es importante ser coherentes con nosotros mismos y también flexibles, no es algo incompatible y ayuda a adaptarse a las diferentes situaciones sin dejar de lado nuestros propios intereses.

4. En pareja, ¿las navidades unen o desunen?

Lo cierto es que, en general estas fechas son una prueba de fuego para las relaciones y si hay hijos más aún. Fortalecer la confianza y la complicidad en la pareja es una buena forma de abordar estas situaciones. La flexibilidad es también una buena aliada. Entender las costumbres de los demás con respeto y adaptarse por un tiempo determinado, a ellas, nos pueden ahorrar muchos disgustos.  

Y para fortalecer a la familia mejor elegir el día a día que situaciones donde los demás están implicados en las relaciones. En cuanto a las obligaciones, con la pareja el truco es pedir en lugar de exigir u obligar. Indagar qué motivación puede encontrar en la colaboración y desde ella, generar implicación y compromiso. También será bueno entender que la pareja no tiene porqué tener nuestras  mismas prioridades y gustos y esto hay que respetarlo. Nunca nadie hará las cosas igual que yo, hay que dejar libertad en la ejecución para que la persona desee volver a hacerlo en otra ocasión.

5. Si la para ti la Navidad es trámite.  

Para mí, esto es igual que cuando yo voy al cine con una persona a la que aprecio y no me gusta la película, pero a ella sí. Cuando la veo disfrutar, me olvido del filme y me centro en la satisfacción que me produce ver a esa persona feliz. Podemos utilizar un truco así en estas fiestas. ¿Qué es más importante para mí, la armonía y el afecto de mis seres queridos o cumplir con costumbres que crean discrepancias?

Organizar actividades en las que se implique a otras personas en donde la actividad prima sobre las personas es una clara garantía de que esas personas van a estar a disgusto. En definitiva, preguntarse si realmente hay que hacer por obligación un montón de cosas de las que prescindimos el resto del año. Y siempre he de encontrar un momento para mí, para lo que me gusta, para mi ocio, y así dejar de pensar en lo que no me gusta, centrándome en lo positivo que pueden tener esos días para mí.  

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