Aprendizaje desde la evaluación
Hoy, en la EEC, nos hemos presentado a un premio que convoca Cinco Días a la innovación empresarial. Para ello, llevamos semanas revisando lo que hemos estado haciendo durante los dos últimos años en un proyecto en concreto. Y hoy tengo especialmente presente que lo importante no es ganar. Tampoco participar. Lo importante es el proceso. Lo genial es haber estado. Preparar la documentación nos ha permitido construir un relato desde el origen del proyecto, de lo que hemos hecho, de cómo y para qué, y de lo que ha sucedido después. Ha sido un ejercicio de satisfacción para reconocer el trabajo realizado y el esfuerzo de tantas personas.
El aprendizaje ha sido formar parte del proyecto y el premio poder evaluarlo para asentarlos.
Construir esta documentación ha sido una revisión, una evaluación y ha servido para reforzar lo que hemos hecho bien, para ser consciente de eso que ha funcionado y así poder hacerlo más veces. Nos ha servido para analizar lo que no ha funcionado y ver qué circunstancias no estaban a nuestro favor, o qué recursos hubieran hecho falta, y también para saber si el compromiso estaba en el lugar adecuado. Es decir, aprender pasa también por reconocer lo que no sabes.
María Ancochea, directora académica de la EEC en Madrid, decía ayer al hilo de otro tema cómo nos suele dar miedo pedir feedback, cómo nos cuesta preguntar al fin de un proyecto qué le ha parecido al otro, y también de la importancia de hacerlo para poder aprender.
La responsabilidad, como he aprendido aquí en la EEC, es responder con habilidad. No se trata de ser culpables, sino de ser responsables, de ver qué ha pasado y de buscar el resquicio para hacerlo mejor la próxima vez.