100% de responsabilidad, encontrando el equilibrio entre fuerzas
100% de responsabilidad o la Responsabilidad 100% es una distinción de coaching con la que estoy muy familiarizada.
¿En cuál estás tú? ¿En una responsabilidad 80%, 100%, o en un 120%?
Empezaré por explicar qué es la responsabilidad. Si a esta palabra le ponemos una "h" intercalada y formamos la palabra respons-habilidad, es la habilidad de hacerme cargo de lo que está en mi mano. Tiene que ver con que incluso en aquellas situaciones en las que no está en mi mano cambiar las cosas, siempre puedo cambiar y modificar la emoción con la que vivo estas determinadas situaciones o entornos en los que estoy.
Allí donde hay una relación, decimos que hay un 100% de responsabilidad de cada parte de hacerse cargo de lo suyo. Por ejemplo, en la relación entre un jefe y un colaborador. El jefe tiene un 100% de responsabilidad sobre lo que le toca a él, imaginemos, establecer objetivos, desarrollar al equipo, motivarle, darle los recursos necesarios para conseguir los objetivos que tienen, tener una mirada estratégica, etcétera ¦ Por su lado, también el colaborador tiene un cien por cien de responsabilidad de lo que le toca a él, dar resultados, cumplir con los objetivos, comprometerse, etc.
Decimos, metafóricamente, que si ambas personas asumen el 100% de su responsabilidad el impacto en la relación puede llegar a ser un 200%. Es decir, una relación muy productiva y muy equitativa. En cambio, si yo tomo más de mi 100% de responsabilidad, pongamos un 180% matemática y metafóricamente, decimos que al otro le está quedando solamente un 20%. Por ejemplo, si yo, como jefe, a parte de enseñar el qué, los objetivos, decido el cómo, el cuándo, no estoy dejando espacio para que mi equipo tome decisiones, se involucre, se equivoque, me estoy haciendo cargo de una responsabilidad que le corresponde a él.
Responsabilidad, control y poder
En este sentido, esta distinción está muy relacionada con el control. Cuando ejerzo control, estoy asumiendo parte de lo que le corresponde al otro. Si confío y soy capaz de delegar, y permitir al otro que en su 100% de responsabilidad decida y se equivoque, si fuera necesario.
Generalmente en estos casos, vemos lo que el otro no hace, pero no nos fijamos en lo que nosotros no le estamos dejando hacer. Y lo mismo pasa en cualquier relación, en la de madre e hijo, pareja-pareja, amigo-amigo. Cada vez que me hago cargo de algo que le corresponde al otro, le estoy quitando poder. Y viceversa, cuando no asumo mi 100% de responsabilidad, me estoy quitando poder a mí mismo, estoy siendo víctima.
Os invito a reflexionar con qué relaciones o personas estáis asumiendo mayor responsabilidad de la que os corresponde, es decir, no estáis dejando margen al otro, o bien, en qué situaciones estáis asumiendo de menos y no os estáis dejando margen a vosotros mismos para actuar y cambiar las cosas.
Comparte en: